martes, abril 18, 2006

Acerca de los relojes rotos (Andrés Mazzitelli)


Un reloj de esfera, no importa lo roto que esté, mientras conserve las manecillas, sigue siendo capaz de señalar la hora exacta dos veces en el día.
En efecto, cuando el día transcurre, si miramos el reloj justo en el momento en que las agujas se detuvieron, por espacio de un minuto ese reloj descompuesto nos vuelve a señalar la hora exacta. Y doce horas después, nuevamente tiene oportunidad de repetir la increíble hazaña. Podría decirse entonces que un reloj de esfera jamás estará completamente inutilizado.
Así, en una forzada y seguramente caprichosa analogía, quizá también el ser humano: aun abatido, aun en el más terrible de los desasosiegos, quizá uno tenga la oportunidad de volver a brillar, al menos un minuto, y no una vez, sino tal vez dos veces en el día. Bastaría, quizá, con estar atentos a ese momento fugaz pero valiosísimo, para que no se escape ese minuto en el que volvemos a ser exactos y funcionales.
A propósito: el reloj de la fotografía fue rescatado de las ruinas de Hiroshima.