Andrés Mazzitelli nació en Tres
Arroyos, Provincia de Buenos Aires, el 5 de Febrero de 1964. Fue el segundo de
tres hermanos. Sus padres fueron Etelvina Noemí Acuña, oriunda de Sancti
Spíritu, Santa Fe, y Antonio Mazzitelli, de Tres Arroyos.
Desde pequeño mostró cualidades
para la música y la literatura.
Estudió piano clásico desde los 5
años en el Conservatorio Santa Lucía con la profesora Genoveva Manterolla. Mudanzas
familiares lo llevaron a cambiar de conservatorio, donde no consiguió
adaptarse, de modo que abandonó esa carrera en 5to Año, comenzó a experimentar
la música de modo intuitivo a través de diversos instrumentos como quena,
flauta dulce, armónica cromática y más finalmente la guitarra. Aprendió esos
instrumentos de manera autodidacta y regresó al piano, interesándose más tarde
en los sintetizadores y su programación.
En su escolaridad, algunos
docentes lo obligaban a re escribir sus textos, redacciones y cuentos, bajo su
estricta mirada, pues lo acusaban de haberlos copiado de algún libro. Sufrió
este tipo de episodios en la escolaridad primaria y secundaria hasta que su faceta artística se
hizo obvia y empezó a ser reconocido como músico-escritor, y sus textos y
canciones empezaron a circular entre alumnos y docentes. En su primera
participación en un certamen literario ganó el primer premio, con un relato
llamado “Noche de Invierno” y también el segundo premio, con el cuento “Ser”, acerca
de las sensaciones de un bebé al nacer desde el punto de vista de la criatura. Ese
mismo año también fue distinguido con un Primer Premio de Música por su canción
“Cartas de la ciudad”.
“Y yo sé que Cacho
anda destrozado
De bronca porque
Boca volvió a perder.
Yo no sé si lo
devorará la calle
O si perdurará más
allá del alba.
No sé si le
importe cómo vuele Johnny,
si se hará cenizas la humanidad
Pero, es tan
extraño verlo esperar los domingos
Para resucitar o
morir en silencio
Detrás de la radio
portátil...”
Otra de sus canciones más
destacadas de esa etapa es “Mil Cascadas”(1985)
“Nunca entenderé
Las nociones de
distancia
Es increíble
imaginar que estés tan lejos
Quizá mi imagen
pueda hacer caminos
Y alcanzar tu voz...
Hoy…puedo escribir
canciones
O sepultar mi cara
entre papeles viejos
Puedo morirme a
las 3
Si sobrevivo a mis
miedos
Quizá pueda ver el
sol
Quizá podamos ver
el sol.”
Después de cumplir con el Servicio
Militar Obligatorio en el Regimiento 25 de Infantería de Colonia Sarmiento,
Chubut, al regresar se interesó por el teatro, después de ver una función de “El
Hombre Elefante” de Bernard Pomerance, puesta en escena por el grupo
teatral Nueva Dimensión, que dirigía Ricardo Listorti. Éste lo invitó a componer música de comedias
musicales infantiles para el Elenco Municipal de Teatro en 1987, donde también
se aventuró como actor en algunas de estas comedias. Entre ambos surgió una
amistad y sociedad artística que se prolongaría por más de dos décadas,
produciendo numerosos espectáculos teatrales, musicales, café concert, textos
teatrales, canciones e incluso construyendo un teatro que administraron por 2
años: el Sótano de la Vieja Esquina, donde se estrenó una de sus obras
teatrales más experimentales y recoerdadas: “Nieve eléctrica”. Se destacan también
en ese período las obras “La Vuelta Manzana” y “Chirimbolos y cositas” de Hugo Midón y “Los paseítos de Manuela y
Miguel” de Mirko Buchín, y “Los Increíbles Aventureros del Continente
Perdido”, comedia musical infantil escrita en co autoría con Listorti y que representó
durante 2 temporadas.
“En esa época,
hacía la música de toda la obra solamente cantando y acompañándome con la
guitarra. En una de esas obras, tal vez “El Tucán Escocés” de Mirko Buchín, yo
tenía que entrar a escena y sentarme en un cubo blanco, donde permanecía
cantando el resto de la obra, y el director, que era Ricardo, me pidió que
improvisara la entrada. No recuerdo qué hice, pero resultó gracioso, así que en
la siguiente obra, me propuso hacer un par de personajes. Así empecé a sentirme
un poco actor también, aunque no siempre actuaba. Si no lo hacía, no lo extrañaba, como sí
extrañaba la música. Pero me gustó explorar mi veta actoral, sólo en obras que
me interesaran particularmente, o la obra, o el personaje, si no, prefería
dejarle lugar a otro. Recuerdo “YEPETO” de Roberto Cossa, que fue mi primer protagónico,
obra para adultos en la que incluso tenía que hacer un semi desnudo. Y por
supuesto “ART” de Yasmine Rezá, donde hice a Iván, entre muchas otras.”
En su faz musical, produjo el espectáculo “Viejitos pero
doraditos” en 1988, en Claromecó y Tres Arroyos, el show “Generación
perdida” con canciones de su autoría, que se presentó en el Teatro Escuela
Nº1 y en el Auditorio Padre Mañanet, compartiendo escenario con numerosos
músicos (Claudio Gaut, Alberto Flores, Alfredo Carmona, Néstor Acosta, Javier
Stiglich). Editó el álbum en formato casete “Corazón de Fakir”(1995)
Produjo el espectáculo musical-teatral “Música Maestro”
donde compartió elenco con Ricardo Listorti y Carlos Baffoni, realizando
funciones en numerosos escenarios de la zona.
Produjo, actuó y co-escribió con Ricardo Listorti la comedia
musical “Los increíbles aventureros del continente perdido”(1992), donde
además, compuso la música. Esta obra se presentó en numerosas ciudades de la
zona.
Fundó el Teatro de la Vieja Esquina, junto con Ricardo
Listorti, en un amplio sótano de la esquina de Colón y 9 de Julio de Tres
Arroyos, donde desarrollaron talleres, actividades culturales, conciertos y
producciones teatrales.
Escribió el guion, la música, dirigió y produjo la obra
teatral “Nieve Eléctrica”, que se estrenó en el mencionado espacio en
1995 y acumulando gran cantidad de funciones. “Nieve eléctrica” contó
con la dirección de arte de la consagrada artista Mariela Rípodas. La obra fue
una arriesgada puesta, recreando un futuro distópico, con influencias de Orwell
y de Terry Gillian, siendo muy bien recibida por público y crítica.
Escribió, produjo, dirigió, actuó y compuso las canciones de
la comedia musical “El mago de los sombreros”, que se estrenó en 1996,
en el teatro Biblioteca Sarmiento, con elenco integrado por Mariana Noel,
Silvina Luna y Sergio Barrocca. Esta obra se repuso con nuevo elenco en el
Auditorio Mañanet en 2001 y nuevamente en 2012, con Silvia Meleiro, Mariana
Noel y Agustín Cansado, re estrenándose en la sala 2 de Solar del Tortoni, con
el agregado de una secuencia animada realizada por el propio autor.
Escribió música para radio, cortinas para noticieros (LU24),
canciones leit motiv para programas de TV (Cuento con vos), entregas de
premios (Premios Agua Clara y Premios Platino), banda sonora de la película
“La Otra Eva” (2012) con dirección de Juan Carlos Caruso y Emiliano
Videla. Ese mismo año publicó un álbum con la banda sonora del mencionado film.
Publicó el álbum “El amor en los tiempos del CD ROM” 1997
con 15 canciones de su autoría, incluyendo “Tenías que ser vos”, una
de sus composiciones más logradas.
“Tenías que ser vos y nadie
más,
Esa estación donde quiero
bajar.
El signo que no supe
descifrar,
Era tan claro, bastaba mirar.
Mirar tus ojos y desear
urgente
Saltar al abismo...
serenamente.
Saltar por si acaso, saltar a
tus brazos,
Siempre amar es un salto
mortal.”
En 2000 publicó el álbum “Ardiente Viento
Talismán”, con 17 canciones de su autoría, presentado con éxito en un
evento en Parque Hotel. Se destacan en ese álbum canciones como “Mi amigo
inseparable” , canción dedicada a su hijo Franco, nacido en 1996.
“Pienso que aquel
que pueda con alguien contar
tendrá un día que descifrar
el raro poder del amor
Amor que no tiene final
Que da a los ancianos vida
Y a los mutilados vida
Y a los que no hallan cabida
Les hace un lugar.”
El álbum concluye con la canción “Elvis ha
dejado el edificio”, escrita sobre la célebre frase que se decía al final
de los recitales de Elvis Presley:
“Dime, ¿quieres ver el
reparto?
¿o basta con la escena final?
La chica se va y el chico se
queda
solo en el aeropuerto...
Dime, ¿corriste en este patio?
Ahora no es tan grande, ¿verdad?
Mira esta foto, a ver si das
con el niño que te ama hoy.
¿Recuerdas el lugar?
¿Recuerdas tu risa?
Canción sobre canción
Deprisa, deprisa.
Vamos, que es mejor dejar
la fiesta antes del final.
La orquesta sigue,
pero Elvis ha dejado el
edificio...”