El privilegio de ser parte activa de este proyecto
(Por Ricardo Listorti)
Según el propio autor, “Por hoy dejamos acá” ya estaba rondando su cabeza hace un par de años. Y yo puedo dar fe. Eso, y el particular talento para convertir una idea en un texto teatral, me permiten entender de una vez y para siempre que –finalmente- la pieza haya sido escrita entre enero y febrero del más reciente verano tresarroyense; es decir, en apenas un par de meses. De un escaso par de meses, agregaría en rigor a la verdad.
Debo aclarar que fui leyendo la obra en cuentagotas. Como una “novela por entregas”. Es que apenas Andrés escribía una escena o parte de una escena o una idea o unas líneas de diálogo, eso que había escrito estaba de inmediato en mi correo, a la espera de ser leído. Con avidez. Con ansiedad. Con creciente sorpresa.
Quiero decir que fue un enorme privilegio (un gran placer para mí) participar de ese modo de todo el proceso de escritura de esta pieza.
Ahora que el estreno se acerca, ahora que los personajes gozan de buena salud, ahora que ensayo tras ensayo percibimos el asombro en cada uno de nosotros (los integrantes del elenco), y ahora que gozamos de antemano la posibilidad cierta de que el disfrute nuestro sea también el del público, me voy a permitir esbozar algunas ideas que la obra, a esta altura de los hechos, habilita.
Creo que Andrés ha escrito una historia teatral por donde se la mire, pero, paradójicamente, netamente cinematográfica. Sobre todo en lo que respecta al tratamiento narrativo-dramático temporal, a la secuenciación de escenas, al pasaje de un cuadro a otro, a la superposición de voces, a la vibración que interiormente afecta a los personajes.
La estructura de la pieza, los recursos que ha puesto en juego, el mecanismo argumental (que no tiene grietas), la intriga como estrategia y como sostén del interés y del querer saber qué va a pasar, y el permanente humor que le ha podido imprimir a muchas de las situaciones que viven las criaturas de esta obra, son también rasgos salientes en “Por hoy dejamos acá”.
Pero más allá de lo que acabo de apuntar, hay “algo” en esta historia (o mejor dicho, en estas historias -las de los tres protagonistas-) que la trasciende, que deja en otro plano la mera anécdota, y ese “algo” es, ciertamente, esa rara combinación de comedia,tragedia y thriller que la obra nos propone.
Es que la simple comedia de enredos que se perfila en un comienzo termina siendo un oscuro universo habitado por seres nada sencillos. Porque nadie es lo que aparenta. Porque nadie termina siendo lo que en principio es.
Por suerte, la comicidad hace más soportable la tragedia que cada uno vive, y descomprime tensiones. Pero, creo asimismo, que esa risa a la que me refiero, no va a preservar a ningún espectador –por más frío que sea, por más inconmovible que se sienta-de atravesar sensaciones perturbadoras ni de estremecerse cuando descubra junto con el personaje que interpreto, el porqué de su comportamiento.
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Disfrutar de todo lo que está pasando(Por Alcira Lembi)
Es importante no tomarse uno demasiado en serio, y disfrutar de todo lo que está pasando. A mí, particularmente, me encanta transitar, caminar hacia. Por supuesto que disfrutaré también el resultado, pero esto de ahora, los errores, los cambios, las pruebas, los miedos, el compartir estos ensayos, la espera tras la bambalina, viendo cómo se va armando la historia, todo eso es lo que más me gusta. Y todavía me falta el vestuario, y vernos dentro de la, seguro, fantástica escenografía. Ojalá pueda llegar a la altura de mis compañeros actores, y del genial director.
Chapeau pour toi...
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