jueves, agosto 20, 2020

NIEVE ELÉCTRICA (DE CÓMO Y CUÁNDO CREAMOS UNA OBRA Y A LA VEZ UN TEATRO PARA ESTRENARLA)

Por el año 1994 yo me estaba sintiendo más interesado en la dramaturgia teatral. Había escrito una obra llamada “Hermanas, Hermanos”, para tres personajes varones, que nunca llegó a estrenarse, y había compartido la autoría con mi amigo Ricardo Listorti de “Los Increíbles Aventureros del Continente Perdido”, comedia musical para grandes y chicos (en el estilo de Los Mosqueteros del Rey , de Manuel González Gil) con la que nos había ido bien, incluso con funciones en la costa.

Los Increíbles Aventureros del Continente Perdido
(Auditorio Mañanet)

Fue por esa época que andaba con una idea para una canción de amor: un hombre y una mujer que se conocen en un canal de TV donde él es participante de un programa de juegos de azar y ella se dedica a “acariciar” los electrodomésticos que regalan de premio en ese y otros programas, como hacen a veces en la TV, donde la figura femenina es como un humillante adorno al lado de una heladera con freezer.

La idea también era que él no solo era participante en ese programa de juegos, sino de muchos, porque de modo encubierto, se ganaba la vida con estos programas de TV,  disfrazándose y adoptando distintas personalidades para no ser reconocido por los productores, y engañando con ardides ingeniosos para ganar los premios, que eran su sustento vital.

Ese era el argumento que yo pensaba empujar adentro de una canción de 4 estrofas y dos estribillos. Naturalmente...era demasiado para una canción.

Así que pensé en usar la idea para un cuento. Pero como no teníamos ningún proyecto teatral en carpeta, la idea de contar esa historia en forma obra de teatro se hizo fuerte y finalmente empecé a escribir mi tercera obra teatral.

Era verano, siempre intento aprovechar los períodos de vacaciones para escribir por el tiempo libre. Le comenté la idea a Ricardo y como siempre sucedía, él me dio un gran empujón de entusiasmo y confianza.

PROGRAMA DE  YEPETO (1988)
CRÍTICA de YEPETO 
Para mí, TEATRO era sinónimo de SÍNTESIS y ECONOMÍA DE RECURSOS, o al menos eso había aprendido de leer los guiones y después ver cómo resolvían las puestas en escena, así que decidí suprimir el personaje mujer y convertir toda la obra en un monólogo, tal vez influido por “YEPETO” de Roberto Cossa, obra que actué e hice la banda sonora en la versión local y con la que aprendí muchísimo acerca de puesta en escena y dramaturgia.

Tapa Programa  YEPETO en Necochea

En YEPETO un viejo profesor se enfrenta a un joven atleta por el amor de una mujer que no aparece nunca en escena. La intelectualidad contra la juventud y el sexo en el medio. En ningún momento el libreto de Tito Cossa pide que aparezca esa mujer, llamada Cecilia. Pero en la puesta de Bs. As. incluían una especie de bailarina etérea que cruzaba la escena un par de veces, representando a la mujer del conflicto. Ricardo, que dirigió la puesta nuestra, tuvo la idea, mucho mejor en mi opinión, de cambiar a la mujer por una pintura en un caballete, un desnudo femenino de espaldas muy sugestivo (que pintó especialmente el artista plástico Hernán Cortez Clerici y que, vale decirlo, es una muy buena obra de arte, todavía creo que cuelga en un despacho de la Dirección de Cultura de Tres Arroyos).

En la obra se hablaba todo el tiempo de Cecilia, de modo que, para nuestro concepto, no verla físicamente y dejarla librada a la imaginación del espectador era genial. (Tengo entendido que la mujer que aparecía en la puesta de Buenos Aires, con los protagonista Ulises Dumont y Darío Grandineti, era la pareja de éste último)

De modo que en la nueva obra que estaba escribiendo, el personaje mujer también sería tácito, lo que a la vez, de pasada, era muy conveniente desde el punto de vista de producción!

Se me ocurrió que cuando el personaje no lograba ganar los premios principales, tenía un premio consuelo una gran bolsa de palomitas de maíz marca Nieve Eléctrica, de modo que, como a menudo perdía, tenía muchas de estas bolsas en su refugio y comía toda la obra palomitas de maíz. Ahora ya tenía un buen título: NIEVE ELÉCTRICA.

Afiche por DANY DUEL
Claro que también se empezó a llenar el argumento con las cosas que me gustan: el Futuro Distópico, la tecnología exacerbada, un Estado controlador, totalitario que persigue y no permite demasiadas libertades, todo influido por gente que admiraba como Terry Guillian, George Orwell, Phillip K. Dick , cine como Blade Runner o Brazil, incluso Alien.

En ese futuro había 900 canales de TV casi todos basura, programas de juegos idiotas. Todo estaba controlado electrónicamente y ninguna persona podía escapar a ese control, excepto el protagonista de la obra, que lo hacía a un altísimo costo. Había “accidentes” en los que un misil caía por error en un barrio, y novedades como el “cazador algorítmico” diseñado para encarcelar hackers (que entonces ni siquiera tenían ese nombre porque tampoco existían, era 1994 y en Argentina todavía Internet era algo por venir.

Nada mal para imaginar el futuro, viéndolo ahora en retrospectiva.

Yo escribía una escena y se la daba a leer a Ricardo, que ya la leía como actor en personaje...y era muy, muy vertiginoso. Era verano, coincidía que ambos íbamos con nuestras esposas de entonces a la pileta del Club Costa Sud, así que a la sombra de algunos árboles por la tarde yo sacaba lo que había escrito y Ricardo lo declamaba ahí mismo, en traje de baño. Así que yo volvía a casa a la noche y TENÍA que escribir la siguiente escena para tener algo para leer al otro día. Así escribí NIEVE ELÉCTRICA

Si hay algo que odio de los medios de comunicación son las tandas publicitarias, así que comenté que incluiría una delirante tanda publicitaria, que era una catarsis feroz del personaje, llamado Kosic, y una tarde Ricardo se apareció con cosas escritas por él acerca de esa escena, por si yo quería incluir algo de eso, así que parte del cuadro llamado “Corte Comercial” fue escrito por él. 

Ricardo era extremadamente bueno para los monólogos veloces, tenía toda una escuela de Café Concert de Gasalla, Perciavalle, Nacha Guevara, ese era muy su elemento. Yo era de exactamente la generación siguiente, así que no me iban mucho los brillos de ese género. Hice Café Concert pero como músico-partenaire, como Alberto Favero con Nacha. Podía participar en un cuadro, y hacer la música el resto del show, pero decididamente nunca me interesó meterme a hacer monólogos cómicos. Me gustaba verlos, hasta cierto punto, pero no ponerme en esos zapatos, porque sentía que había un riesgo adicional muy grande en la interacción con la gente y para eso hace falta otro tipo de fibra artística. Por lo tanto mi obra no iba a tener influencia del Café Concert, aunque era un monólogo de 60 páginas. Mis influencias hicieron que la obra se volviera más oscura y fuerte. Se había estrenado por esos tiempos “Sexo, droga y Rock´n´Roll” y era también un unipersonal, así que NIEVE ELÉCTRICA parecía sintonizar con esa tendencia. Claro, que tenía mi impronta,  lo que siempre me gustó: Bradbury, Arthur Clarke, Phillip K. Dick, el futuro horrible, la tecnología que abruma, tubos, cables y pantallas de tv por todos lados, como Jonathan Price, De Niro e Ian Holm en BRAZILY todo muy del futuro, pero a la vez decadente, un futuro viejo. Eso me gustaba.Incluso ya en NIEVE ELECTRICA hay referencias a la MECÁNICA CUÁNTICA, en un momento el personaje explica el Principio de Exclusión de Pauli. Por lo visto ya estaba leyendo libros de Stephen Hawking,Erwin Schrödinger o Richard Feynman. En varias obras pongo referencias a la mecánica cuántica, como cuando en POR HOY DEJAMOS ACÁ el ministro Llopret cita a Feynman y explica lo de la suma de las historias. Tantos años leyendo y re leyendo esos libros pasionantes pero llenos de ecuaciones, sin llegar a entenderlos del todo nunca, por cierto! 





Un día un amigo nos comentó que una céntrica esquina de la ciudad donde funcionaba una antigua tienda, iba a ser convertida en paseo de compras, y que en la plata alta había un gran espacio que se podía usar para ensayar. Así que Nieve Eléctrica se empezó a ensayar en el primer piso de la esquina de Colón y 9 de Julio.

Ese mismo edificio tenía un magnífico sótano. Un día pedimos verlo y encontramos naturalmente que podía servir para espectáculos. (En realidad a nosotros en esa época cualquier lugar nos parecía ideal para actuar) Era un subsuelo! Ya eso le daba mucha magia.

Era un lugar fantástico, pero estaba en ruinas y lleno de basura. Hicimos un arreglo para sub alquilarlo y nos pusimos a trabajar para convertirlo en un teatro. Con los viejos mostradores hicimos el escenario. Fue un trabajo enorme. Nos ayudaba mucha gente amiga y nuestras familias. Temo olvidar nombres, pero mencionaré los que recuerdo: Diana Escudero, Héctor Luppino, María Inés Pedone, Peto Byrne, Alberto Farissano (que era kinesiólogo de profesión y por lo tanto, también carpintero amateur).

Mientras eso sucedía, seguíamos con la puesta de la obra nueva. Es decir...era escribir y poner en escena una obra nueva, y a la vez construir el teatro donde se iba a representar. Ergo, estábamos completamente locos.

Un día llegó una joven a ofrecerse para ayudar. Era Mariela Rípodas y estaba terminando sus estudios de Dirección Artística. Naturalmente le ofrecimos ocuparse de la escenografía, vestuario y utilería de Nieve Eléctrica. Aceptó encantada. Ahora teníamos escenógrafa. Fantástico!

La invitamos a un ensayo. Era por la noche, teníamos unos 40 minutos de obra ya puestos, con la música y algunos efectos sonoros, que eran muchísimos. Nosotros  veníamos ensayando hacía ya varias semanas y no nos dábamos cuenta de lo densa que era la obra. Incluso la veíamos con humor. Llegó Mariela al ensayo, se sentó en la oscuridad y nosotros hicimos lo que teníamos como si fuera una función, porque era la primera persona que veía el ensayo. Cuando le mostramos lo que teníamos a Mariela… se desmayó! Pero se desmayó literalmente en medio del ensayo. Tuvimos que llevarla a la casa. No se si pudo ver la obra entera alguna vez, porque... como que le hizo mal el clima de alienación, y además hecha en un sótano...era como demasiado.

Igualmente la obra le gustó, se puso a trabajar y...su escenografía fue INCREÍBLE (y su presupuesto más todavía:¡costó 2 pesos con 50!) Por primera vez sentimos que dábamos un fuerte paso hacia adelante, por lo del teatro, por lo jugado de la obra y por la apuesta fortísima que hacíamos.

Mariela Rípodas

Sótano de la Vieja Esquina por Mariela Rípodas


NIEVE ELÉCTRICA no era un monólogo típico en que el actor sale y está 1 hora 40 sosteniendo con su piel y sus huesos todo solo. Sino que tenía un entramado de sonido incidental y música que daba ciertos momentos de respiro a Ricardo. Por ejemplo, el personaje miraba una estación de TV que se llamaba KLCW-CANAL 494 ...Veintitrés Horas y tres cuartos de Show! (Era el slogan) De modo que hubo que diseñar el audio de ese canal íntegro. La imagen por suerte no, no era tan suicida, lo resolvimos poniendo la pantalla de espaldas al público, lo que además proporcionó una iluminación adicional como a mí después me gustó siempre en mis obras: luz adentro de la escena, de algún elemento real. Eso genera texturas luminosas muy especiales.

En lo sonoro, por suerte para la banda ya tenía el sintetizador Korg M1 y el viejo sinte Yamaha pss 680.

Para los climas de inicio de la banda sonora me inspiré en BRAZIL y ALIEN, incluso le marqué a Ricardo su aparición en escena semejante a cuando despierta el primer tripulante de la nave Nostromo de la película.

Diana Escudero se encargaba de las luces en las funciones mientras yo me encargaba del sonido. El conjunto técnico era una pequeña pesadilla (había partes en vivo, habladas por micrófono desde la cabina de luces)El guión de sonido era una obra completa aparte, tenía un montón de páginas y hubo que dedicarle unas cuantas horas de estudio de grabación, que yo por entonces no contaba con lo necesario, y había que hacerlo en cinta, porque la edición digital de sonido todavía no existía aquí. Lo grabamos en el estudio ALTAVOZ, que tenían por entonces Osvaldo Cirulli y Jorge Cosentino. Terminaron haciendo voces en la grabación hasta Osvaldo mismo y su esposa Mónica Di Rado, también el saxofonista Ricardo Yema (que es la voz del interrogatorio final) y José Luis Rodríguez, que años después fue mi amigo y productor de gira en Por hoy dejamos acá.

En ALTA VOZ ESTUDIO grabando la banda sonora de NIEVE ELÉCTRICA con sweater de lana cruda tejido por mi Vieja, Etelvina Acuña.

La obra no tenía final feliz, a simple vista. O podría decir que el final era tan feliz como el que Terry Gillian le dio a “Brazil”, que le costó que los estudios boicotearan su película.

NIEVE ELÉCTRICA fue una gran locura de la que salimos airosos. Hicimos tantas funciones como se nos antojó, porque la sala era nuestra. Por el lado poco feliz, no sacamos la obra a otros escenarios, porque hubiéramos necesitado re plantear toda la estructura (usábamos un par de televisores viejos y gigantescas computadoras de las de entonces en escena). Nunca la llevamos de gira. Hubiera sido interesante hacerla con menos recursos, ahora que lo pienso. Pero nunca salimos a la ruta con Nieve Eléctrica. Ese año además de la obra hicimos nuestra propia temporada de vacaciones de invierno, reponiendo Los Increíbles Aventureros del Continente Perdido, que habíamos dejado el año anterior, e invitamos gente a dar talleres a niños en esos días. Creo que incluso hicimos un espectáculo infantil de canciones, totalmente musical. Cuando nos empezaron a solicitar la sala para otros espectáculos nos sentimos empresarios, pero lo alquilamos a un show de rock que duró hasta la madrugada, el ambiente se enrareció demasiado, y eso nos hizo replantearnos si queríamos arriesgarnos tanto, así que dejamos de alquilarla, salvo para eventos que no implicaran riesgos.

A principios del año siguiente la Vieja Esquina cambió de dueños o algo así y tuvimos que cerrar el teatro. Nos repartimos lo que habíamos invertido, mitad de la cámara negra para cada uno, mitad de las sillas...En la obra que estrenamos el año pasado RECUÉRDAME POST IT se utilizó parte de la cámara negra del Teatro de La Vieja Esquina, que sobrevivió al moho y las polillas.

De Nieve Eléctrica todavía hay gente que me habla, público que entonces eran jóvenes o adolescentes y que la recuerdan todavía con asombro. No hay filmaciones de la obra. Y muy pocos fotos. El motivo es que en un ensayo me llevé por delante el trípode de mi cámara reflex que estaba en el medio de la sala en la oscuridad, y cayó al cemento del piso. La cámara estuvo en reparación un tiempo y se salvó, pero el rollo se veló. Pero el aspecto de la sala bien que se puede imaginar con los bocetos detallados tomados por Mariela para su diseño de producción: el escenario tenía 70 cm de altura y sus dimensiones eran de 7 m x 5 m, con 3 m de altura, y distancia a la primera fila de 1m 30cm. No era como para un cuerpo de baile numeroso, pero era un oasis para nuestras obras.

Mariela Rípodas después hizo una bonita carrera como directora de arte y producción de cine y teatro, con artistas y realizadores consagrados, (BETIBÚ-LOS MARZIANO-TODOS TENEMOS UN PLAN-TESIS SOBRE UN HOMICIDIO-MUERTE EN BS AS, y sigue la lista, imposible resumirla) Incluso fue premiada en el 40º Festival de Cine de La Habana por la Dirección Artística de la película SANGRE BLANCA de Barbara Sarasola-Day

No hace mucho, digitalicé el libreto, que estaba intacto en carpeta, junto con un montón de magníficos bosquejos de escenografía y se lo envié, porque fue su primer trabajo integral y estoy orgulloso que haya sido en una obra mía.

Muchos años después hizo el re diseño de la segunda puesta en escena de Por Hoy Dejamos Acá, adaptándose a nuestro presupuesto y con el entusiasmo y alegría de siempre.

La crítica nos trató bien. Hubo gente incluso que escribió notas sobre la temática que abordaba la obra. Ricardo hizo un gran trabajo. Tendría que haber terminado internado en una clínica con cura de sueño después de hacer ese personaje, pero él utilizaba en teatro el Método de las acciones físicas, como Alfredo Alcón. Así que si le preguntaban qué sentí después de terminar destruído al final de una función él decía siempre "Hambre", y nos íbamos a comer pizza.

Algún día podría volver Nieve Eléctrica a un escenario. Ha envejecido tan bien, que hoy, 26 años después de su estreno, el 14 de Mayo de 1994 , no habría que actualizar ni una sola frase de su libreto, ni siquiera de las menciones a tecnología, sigue siendo tan actual como entonces. Y  lo que a la larga hace que un trabajo se vuelva una verdadera obra es cuando es inmune a los tiempos.

El último parlamento de NIEVE ELÉCTRICA se me ocurre que podría ser ideal para cerrar esta crónica repleta de nostalgia.


KOSIC: Mi...Si...Mi verdadero nombre...Lo que pasa es que…Por favor...

Me repite la pregunta?


(KOSIC QUEDA MIRANDO HACIA LA LUZ, QUE SE APAGA POCO A POCO. SOLO EL RESPLANDOR DEL TELEVISOR Y UN MURMULLO DE CANAL SIN SEÑAL. CRECE HASTA QUE SE HACE POCO MENOS QUE ATRONADOR. LUEGO, ENMUDECE EN EL PRECISO INSTANTE EN QUE SE APAGA EL TELEVISOR.)


FIN

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GALERÍA


PROGRAMA DE NIEVE ELECTRICA
Escenografía-(Acuarela y tinta-Mariela Rípodas)

Escenografía (Lápiz-Mariela Rípodas)

Kosic-(Tinta-Mariela Rípodas)

Ilustración para Culturales de LA VOZ DEL PUEBLO de DANY DUEL






         TODOS LOS BOCETOS POR MARIELA RÍPODAS, EXCEPTO DONDE SE INDICA

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