Está claro que tener una vida on-line no es lo mismo que tener una vida.
Sin embargo, da la sensación que es casi imposible hoy día no tener una vida on line. La misma Red está diseñada para eso, para tentar al usuario a convertirse en habitante de ese universo virtual.
Tal vez en eso se afirma el éxito de las redes sociales. Porque estamos viviendo en los tiempos de las redes sociales.
Facebook,por ejemplo, tiene 500 millones de usuarios activos en todo el planeta. Para dar una idea de lo que eso significa, eso equivale casi exactamente a la cantidad de habitantes de todos los países de la Unión europea juntos. Es una enorme cantidad de actividad. Detrás de Facebook, la red social Twitter afirma contar con 105 millones de usuarios, aunque se dice que el 40% de éstos jamás enviaron un tweett, que es como se conoce a los mensajes en esa red.
Mi vida on line consiste en lo siguiente:
Tengo una casilla de correo electrónico de Hot Mail y otra de Yahoo. Abrí hace tiempo una casilla en My Space, porque escuché que era útil para difundir música, pero nunca aprendí a cargar una sola canción, así que la abandoné. Entonces quise eliminarla, pero olvidé la contraseña, por lo tanto, ahí quedó, abandonada como un velero vacío en alta mar. También tengo 3 blogs: uno para mis textos literarios y canciones, otro para mi escuela de música y el último y más reciente, para promocionar la obra de teatro que escribí el año pasado. Pero actualizar todo eso sería como tener otro trabajo, de manera que ahí están. De vez en cuando les dedico un rato.
También probé Facebook. Lo que primero sentí es que era como un álbum de fotos de todo el mundo. Así que puse fotos. Me pareció divertido hasta cierto punto. Porque tengo muchas fotos, de esas viejas, de las de papel. No se si saben de lo que hablo. El poner fotos de épocas pretéritas generó contacto simpático y afectuoso con amigos lejanos y familiares que hacía décadas no veía. Eso me pareció interesante.
Pero después empecé a ver que, cuando la gente agotaba su pasado fotográfico, comenzaba a fotografiar obsesivamente su presente para volcarlo instantáneamente en la red. Entonces vi cosas muy extrañas como por ejemplo: una foto de una tostada que decía “Esta es la tostada que comí esta mañana” Eso ya no me divirtió, sino que me transmitió una sensación perturbadora. Hay gente que necesita tener una vida on-line y cualquier cosa es válida para generar una vida on-line. Se llega a una especie de axioma:
“Si no tienes una vida, por lo menos puedes tener una vida on-line, que es mucho más fácil y no cuesta casi nada...”
Si, claro que se puede tener más fácil una vida on line que una vida real. Pero decididamente no es lo mismo.
Con el tiempo, llegué a una conclusión más radical todavía: ante tantas fotos de vidas ajenas y comentarios y me gusta y me dejó de gustar, etc, etc...más tarde o más temprano uno termina con la saludable necesidad de no querer saber nada más de nadie, y de no necesitar que los demás sepan de uno más que lo que se ve a simple vista.
Qué hay del famoso TWITTER? Encontré que en Twiter se puede ser seguidor de otros usuarios y que otros usuarios también pueden ser seguidores de uno. El problema es que cada tweet (que es como se llama a lo que uno escribe) no puede tener más de 140 caracteres. Y esto incluye los espacios entre palabras. Es decir que estamos hablando prácticamente de un mensaje de texto de celular. Mi verborrea se estrelló de inmediato contra esta limitación. Igual, encontré interesante contactar a otros usuarios, como Stephen Hawking o Barack Obama, hasta que me di cuenta que eso me condenaba a ver todos los mensajes que éstos publicaban y que en la perra vida me iban a dirigir un miserable tweet personal.(Obama, al instante de escribir esta nota tiene 7,133,862 seguidores...)
La conclusión que saqué de Twitter tiene que ver con la traducción literal de tweet, que en español sería “cacareo”. Ahí cerró mi visión de Twitter : una inmensa olla llena de gente cacareando. Breves cacareos acerca de lo que sea, de lo primero que pase por la mente. Como pensamientos esquivos, fugaces y con demasiada frecuencia, con poco peso. Con el peso que puede llegar a tener un cacareo de 140 caracteres.
Demás está decir que cuando a través de Twitter intenté cacarear en algún programa deportivo para dar mi opinión (cacareo), nunca escuché que el cacareo saliera al aire, porque, por supuesto, el gallinero es grande, inmenso, inconmensurable, y todos cacarean, sobre todo los periodistas del panel...
Y qué tal Youtube?
Youtube por suerte no tiene en mi opinión, características formales de red social. Es un lugar en el que se pueden publicar y ver videos. El ingenioso slogan con que se identifica es claro: “Broadcast yourself”(“Televísese Usted mismo”) Y todo el mundo se televisa: la gente sube tantos videos que el sitio recibe, según sus propias cifras, más de 35 horas de video cada minuto. Hagan cuentas. No me pregunten cómo Youtube logra el milagro de mantener almacenado semejante cantidad de archivos. Y gratis. Ni siquiera puedo imaginar la cantidad de discos rígidos necesarios para tremendo caudal de videos que, además, va siempre en aumento.
La estadística señala que se ven 2000 millones de videos por día y que sólo desde Facebook se consume el equivalente a más de 46 años de video cada 24 horas. Son cifras que conmocionan, por decir poco.
En Youtube hay de todo: desde la llegada del hombre a la luna hasta el cumpleaños de la nona. Como la gente publica también obras sacadas del cine y la TV sujetas a derechos de autor, el sitio se ve obligado a depurar constantemente sus archivos para no recibir demandas. Diseñaron un scanner (rastreador-buscador) para detectar videos con copyright. Se llama Content ID. Por día “escanea” la friolera de 100 años de videos...
Claro que, es una tarea condenada al fracaso, porque si un video es quitado de la red por reclamo de derechos de autor, al instante es subido por otros miles de usuarios. Al cabo de un tiempo, el video ya no es reclamado.
Yo usé un canal de YOUTUBE para difundir sobre todo mi arte. (Música, teatro etc) Aunque no soporté la tentación y puse algún discreto video doméstico también. No tengo cifras muy espectaculares, pero el hecho de saber de pronto que más de 100.000 personas en todo el mundo quizá escucharon una canción mía o se enteraron de mi actividad artística, me sirvió de suficiente estímulo.
Da la sensación que detrás de Yoube, Facebook, Twitter y todas las demás redes sociales, el mundo entero está simplemente gritando “Mírenme, existo!”
Pues si. Fíjate qué novedad. Existes. No lo sabías?
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