sábado, marzo 25, 2006

Gotas Mágicas -Cuento-Andrés Mazzitelli



Hubo un tiempo en el que supe dormir la noche entera. Creo que fue así. Creo que no siempre existió esta farmacia sobre mi mesita de luz. Cuando Dorina, nuestra hija mayor, me dijo un día que ya no dormiría en casa, que hablan decidido con Pablo vivir juntos, creo que esa noche debuté con el Valium. Y mientras me hundía en su innatural. sopor, tuve la visión de que todas esas cajas en torno al velador eran rascacielos de una ignota urbe. Roberto se enteró cuando volvió de Boston, de su famoso simposio de aplicación de siliconas. Pero, ni siquiera reaccionó: el día siguiente partió rumbo a Santiago de Chile a dar él mismo un seminario un seminario siliconas. No sé porqué me duele a veces acá, en el pecho, corno si el miocardio se me cuarteara cono el lecho da un lago seco.

“Gotitas mágicas para el dolor,
que curan todas las penas...”

Mi madre solía cantarme eso. Cuando a Papa lo trasladaron a Colonia del Sacramento, mi pequeño mundo quedó pera siempre en Montevideo, mi patio, la escuela Sagrado Corazón y Elenita, a quien no volvería e ver hasta los 45 años, cuando nos encontramos casualmente en un curso de Historia Contemporánea en Buenos Aires. Hay momentos en que pienso en la mirada de Dios. Los ojos con que nos habrá mirado el día que nos despedíamos con Elenita, prometiendo encontrarnos pronto, en vacaciones, tal vez antes, mientras la lluvia desbordaba el patio de baldosas rojas y blancas del Sagrado Corazón.—Me duele, Mami. Me duele aquí, en el pecho...—dije la primera noche en la nueva casa. Los ojos de Mamá se iluminaron. Su voz suave se derramó sobre mí en un cántico que me envolvió como una caricia, mientras iba directo al dispensario. El dispensario era un cuartito estrecho, mas allá de la cocina y el lavadero, donde había un gran aparador con vajilla y comestibles. Mamá tenía una escalerilla que usaba a veces. Esa noche, mientras todos dormían y yo agonizaba por primera vez a los 7 años, Mamá trepó a la escalerilla y abrió la última portezuela de la izquierda.

“Gotitas mágicas pare el dolor,
que curan todas las penas.
Alivian el corazón
cuando la noche no es buena...”

Hundió su brazo en el estante, hurgando con enigmáticos ojos.
—Este será nuestro gran secreto!—murmuró a mi oído apenas con el aliento, mientras mostraba el raro frasco alargado, de formas sinuosas, con rotulo antiquísimo de letras doradas y contenido oscuro.
Dejó caer tres gotas en un vaso de agua que bebí con avidez. Y supe al instante que en verdad eran mágicas, por su dulzor indescriptible y en su sabor, el eco de frutas exóticas, y la fragancia de flores de selvas seguramente remotísimas. Mientras ese indefinido sabor inolvidable se extinguía en ni boca, pude sentir todo el efecto de la magia descendiendo por mi pecho.
—Ya...ya...ya me siento mejor, Mami...
Al día siguiente, juro que Colonia me perecía manos hostil y sombría. Alguna vez he intentado contarle a Roberto acerca de aquel misterioso elíxir, pero el está con eso de que es el único cirujano de Montevideo capaz de hacer que una mujer con 75 de busto llegue a medir después de la intervención 115. No se lo he dicho, pero hay pocos trabajos que me parezcan más grotescos. Básicamente, no me molesta lo que hace, sino porqué lo hace. Yo no sé si Roberto fue distinto alguna vez. Creo que si, pero no puedo recordarlo, lo cual es mas bien alarmante. Cuando pienso en esos días, solo acude a mi memoria el beneplácito de mi padre. Por entonces, las mujeres solíamos elegir un buen yerno antes que un buen esposo.
Gotitas mágicas cuando no fui seleccionada para el elenco de teatro de la escuela, en tercer grado. Gotitas mágicas cuando se nos fue Lany, nuestro anciano caniche, amasijo de bucles y alegría. No veía bien ya, y calculó mal la velocidad de aquel coche a la hora de cruzar.
No recuerdo bien cuando tomé las gotitas, por última vez. Supongo que eso significa que no viví grandes infortunios. O quizá sí, pero ya había desarrollado lo que llamo “el campo de fuerza”. La chica de la historieta Los 4 Fantásticos tenia uno. Era una cúpula invisible que la protegía de cualquier ataque externo. Mi campo de fuerza a veces ha estado confeccionado de estudio, otras de bebés, otras de invitados, amistades, parientes, en fin: caso todo me resultó útil a la hora de reforzar mi campo de fuerza. Aún así, nunca dejé de pensar en el extraño frasquito de las letras doradas, en su procedencia, en cómo llegó a manos de Mamá. No volví a experimentar jamás una paz semejante, ni esa cosquilla tibia bajando por mi cuerpo. Fumo bastante, en ocasiones incluso por puro placer, pero no se le parece. Fui anestesiada en dos oportunidades y tampoco se asemeja. Algo había en esa panacea. Algo secreto y maravilloso. Algo puro y espiritual, quién sabe, quizás hasta sagrado o milagroso. Y guardé bien al secreto, tal como ella me lo pidió hace ya cuatro décadas. Ahora, solo yo soy testigo de su existencia.
No le dije a Roberto lo de mi biopsia, porque el tenía reunión con el cantador de la clínica y cuando eso sucede, la única forma de tener acceso e su mente es disfrazada de número. Tampoco quise abrir el sobre con el resultado ni me quedé a escuchar el infructuoso esfuerzo humanístico del doctor Delgado. Lo que me importaba saber ya lo había leído en sus ojos. Los detalles no ya no me interesaban.
Manejé por la Avenida Brig. Gral. Rivera sin rumbo fijo, en medio de la lluvia y el desconcertante palpitar de luces rojas de stop y bocinazos. Mientras luchaba por aclarar mis ideas, me descubrí, mas bien para mi asombro, estacionada frente a la casa de mis padres, en Colonia. El reloj del tablero marcaba las 11 de la noche. No tenía memoria alguna ni de la ruta 1 ni de los 180 kilómetros que debí transitar entre ambas ciudades. De hecho, es posible que haya estado un buen rato allí, en silencio, dentro del coche, hasta por fin darme cuenta de donde estaba.
Entré cerrando el pórtico con el peso de mi cuerpo. Adentro, había un penetrante olor a alcanfor y naftalina. Viejas boletas de impuestos se amontonaban al pie del pasacartas. Estaba oscuro, pero mi cabeza era un colorido desfile de imágenes actuales y pasadas. De pronto, recordé por qué estaba allí. A tientas, conecté la electricidad de la casa. Allá lejos, un resplandor pálido se encendió. Lo seguí. Crucé el living, de fantasmagóricas formas cubiertas y el comedor diario. De pronto, escuché la voz de mi madre:

“Gotitas mágicas para el dolor,
que curan todas las penas...”

Me detuve en medio de una exhalación. Sabía que era imposible. Supuse que el viejo cántico que tan familiarmente sonaba en la distancia, era solo el eco de su recuerdo en mi mente. Cuando llegué a la cocina descubrí atónita que la luz encendida era la del dispensario. Una sensación sobrenatural me oprimió la garganta. Cuando logré recobrarme, ingresé al cuartito. Acerqué la escalerilla a la alacena y subí lento los tres peldaños, que se quejaron con dos crujidos, igual que cuando subía mamá. Me volví desde la altura hacia la puerta y pude verme claramente allí, en el vano, de pié, escuálida como una muñeca pataslargas, los ojitos húmedos: “Me duele, Mami...Me duele aquí en el pecho...”
Abrí la última puerta de la izquierda y deslicé mi mano hacia la negrura. No pude hallarla. Un frío helado me descendió por la espina. Extendí más el brazo en el interior, pero sólo di con el fondo del aparador. Me sentí francamente desamparada. Giré un poco la muñeca y de pronto mis dedos rozaron una especie de botellita. Era de vidrio, delgada, de formas afiladas, más pequeña que en mi memoria. Las manos me temblaban cuando la saqué del estante y la acerqué a la luz.

“... Alivian el corazón
cuando la noche no es buena...”

Y puede que haya sido mi propia voz, temblando en un hilo apenas, la que cantaba, pero no estoy segura.
La bombilla se movió un poco. Su luz tenue bañó la botellita y la etiqueta dorada volvió a fulgurar después de 40 años, en un destello que me iluminó el rostro y el alma: “Extracto de esencias aromáticas de Vainilla-La Habana, Cuba”
Me quedé allí un instante, poniendo en orden mis pensamientos. Sabía de antemano que aquellas letras no guardaban ningún significado para mí, así que bajé de la escalerilla. Y mientras afuera la tormenta por fin amainaba, mezclé tres exactas gotas en un vaso con agua y las bebí de un sorbo con desesperación.

-Ya, ya...Ya me siento mejor, Mamá. Ya me siento mejor...

Andrés Mazzitelli

jueves, marzo 23, 2006

No te mueras(Andrés Mazzitelli) Texto-poema-

No te aferres
No te entierres
No es tan tarde
No te guardes
No te estanques
No decantes
No te apagues
No naufragues
No palidezcas
No desaparezcas
No te añores
No te llores
No te archives
No te prives
No te tiñas
No te ciñas
No acates
No te ates
No te niegues
No te entregues
No te silencies
No te sentencies
No te ausentes
No te asientes
No te ahorres
No te borres
No te venzas
No te convenzas
No te conformes
No te uniformes
No te indignes
No te resignes
No digas “He sido”
No digas “Perdido”
No te administres
No te registres
No te sospeches
No te deseches
No te excluyas
No rehuyas
No te culpes
Ni te indultes
Ni te insultes
Ni sepultes
No te largues
No te amargues
No te apagues
No te enjuagues
No te alquiles
Ni jubiles
No te vendas
Ni desprendas
No a guardarse
No a dejarse
Ni te inhibas
Ni prescribas
Ni anochezcas
Ni desfallezcas
No envejezcas
Ni perezcas
No te hieras
Y si pudieras,

No te mueras....

Andrés Mazzitelli
(Marzo24, 2006)

martes, marzo 21, 2006

Tema de Tres Arroyos -Canción-




Sos como una mujer
que se ama más si está lejos.
Tu corazón de pueblo
tiene humos de ciudad.
Y entre remisses,
cicatrices
de los hijos que se van
buscando duro
un futuro.
Qué no darías por que lo encuentren acá...

Sos un Enero quieto
y un Marzo de muchedumbre a mil.
Y dicen que en vos nada cambia jamás,
pero has cambiado
de lado a lado.
Te queda chico el boulevard.
Y esparces gente
de repente
donde hasta ayer vestías solo un pastizal.

Algo debes tener
que te aman los que no son de acá.
Será que estas casi al margen del terror,
de un mundo extraño
de muerte y engaño
que del todo aun no te rozó.
Aunque en tu memoria
duela la historia
de la niña que a su casa no volvió...

Para poderte amar
no me hizo falta dejarte.
Ayer salí a caminarte una vez mas
y vi mil bancos
y mil muros blancos,
y...ya no se hacia adonde irás.
Pero es tan mía
tu poesía
que no quiero ninguna mas.
No hay mas escollos
Tres Arroyos
para que te sienta siempre mi lugar
.

Letra y música: Andrés Mazzitelli- Escrito el 21/4/98
e interpretado por primera vez en público en el acto
del Aniversario de la Fundación de la Ciudad de Tres Arroyos,
en el hall central del palacio municipal, el 24/4/98.



jueves, marzo 16, 2006

EL ORGASMO PERPETUO -Cuento-


"EL ORGASMO PERPETUO"
Por Andrés Mazzitelli

Sabía que habría problemas. Se dirigieron a mi por correo certificado. Abrochado al pié de la escueta nota había un cheque a mi nombre por 1500 dólares. Recordé en el acto las palabras del sub-inspector Carranza, mi contacto de muchos años en el Departamento Central de Policía:
“Dólares y dolores son palabras muy semejantes..."
De todos modos, enfundé la bandera de mi orgullo profesional, principalmente porque ese era el monto casi exacto de lo que adeudaba de renta por la oficina infecta donde trabajo y vivo.
Acudí a la cita con mi mejor traje. La residencia Von Gallager parecía un vestigio del pasado olvidado en medio de la ciudad. La señora Von Gallager, desde su silla de ruedas autopropulsada no habló en casi toda la entrevista. Sus hijos varones, Wilfredo y Leonardo, observaban desde lejos. Uno de pié cerca del ventanal. El otro, hundido en un sillón, haciéndole el amor con el índice a un vaso de gin—tonic. Doris, en cambio, que parecía ser la hermana mayor, manejó la charla a su antojo, interrumpiendo el relato del ahogado Astrup diciéndole “Cállese imbecil” varias veces. El abogado no dejó de mirarme con esos ojos acuosos, sin que un solo músculo del rostro se le tensara. Y yo volví a evocar palabras del sub- inspector Carranza:
“Hace falta una vida para llegar a conocer a algunas personas, pero a veces un minuto basta y sobra para conocer otras.”
El caso era simple: Don Ernesto Von Gallager había desaparecido y existía gran apremio por saber de su suerte, pos cuestiones obviamente pecuniarias. Le dejé la cara al abogado Astrup y me fui en cavilaciones, preguntándome, como es natural, cuál de estos canallas lo habría asesinado.


—Yo sé que mi marido está con vida!—balbuceó la señora Gallager en un repentino arranque de histeria que la arrebató de su mutismo. Por poco se hacha sobre mí. La contuve y la devolví a su silla, después de olerla de cerca y pensar: “Johnny Walker. Litros de Johnny Walker” El estudio de don Ernesto era un lugar asombroso. Von Gallager era un erudito en medicina del sistema nervioso , psiquiatría y psicología evolutiva. Cuadros con títulos y pergaminos laminaban del piso al techo las paredes. Poseía además una insólita biblioteca sobre meditación trascendental, cultura hindú, china y tibetana y algunos volúmenes de aspecto antiquísimo de ritos esotéricos medievales. Habría perdido años hurgando entre las notas del Doctor, pero recordé otra frase: “Lo importante está entre lo que se pretende destruir...” -también fruto del intelecto suburbano del sub-inspector Carranza. En la chimenea del estudio encontré cenizas por demás interesantes. Por ejemplo, un sobre semi consumido por el fuego con el membrete “Radisson Montevideo Victoria Plaza Hotel- Plaza Independencia 759-Montevideo”. Entre los restos de un anotador carbonizado, una línea manuscrita se dejaba leer todavía, una línea que resonaría mil veces en mi mente aún mientras volaba sobre el Río rumbo a Uruguay:
“...este parece ser el único camino neurológicamente seguro hacia el orgasmo perpetuo...”

Antes de llegar al hotel ya sabía bastante sobre “el orgasmo perpetuo”, porque llevaba conmigo cerca de cinco kilos de apuntes del doctor Von Gallager.

“Le ruta farmacológica hacia el orgasmo perpetuo un callejón sin salida. Un camino incluso torpe y potencialmente peligroso para la salud mental del individuo. En cambio, la bibliografía espiritualista abunda en referencias, de un modo críptico, por cierto, pero bastante claro. El libro “Mantra Kármico”, trascripto de papiros cuya antigüedad ni siquiera se conoce, reza que fue necesario que una pizca de la magia divina coronase el instante copulativo para así asegurar la continuidad de la especie...”

No entendía una palabra. Cómo alguien con los galones académicos de Von Gallager podía pensar que Dios, de existir, estaba en un espasmo sexual constante? Acaso pretendía aventurarse el mismo en ese in conjeturable estado? La idea me inquietó bastante, lo admito, y recordé las palabras del sub-inspector Carranza: “Los accidentes ocurren siempre en el último momento”- perro no sé bien porque se dibujó ese pensamiento en mi mente. El Radisson Montevideo Victoria Plaza Hotel era uno de los más tradicionales y, por cierto, lujosos hoteles de Montevideo. Alguien con la descripción del Doctor se había alojado durante diez días bajo el nombre de Arturo Dela fuente. Un chofer del hotel confirmó haberlo llevado al aeropuerto. El horario coincidía con dos vuelos: uno a Buenos Aires y el otro a Santa Fe de Bogotá. Sabia que Von Gallager no tonaría el primero. Lo sabía porque yo, en su lugar, no lo haría, con semejante cuadro familiar. Llamé al abogado Astrup y sin darle ningún detalle, le solicité más dinero. Cuando la transferencia llegó, tomé el primer vuelo a Colombia. Los apuntes del Doctor seguían perturbándome:
"En condiciones normales de temperatura y presión arterial, el estado orgásmico dure apenas un par de segundos. Lo que parece prolongarlo, según el estudio electroencefalográfico, no es más que un eco, un reflejo meramente muscular...”

Me seguían perturbando porque recordé que mi primera esposa solía bromear sobre mi dialéctica involuntaria en los momentos culminantes del coito. Ella afirmaba que de mi boca salían jubilosas exclamaciones invocando a Dios, a la virgen y a todos los santos del cielo. Nunca he sido religioso, así que jamás entendí el porqué de este acto reflejo, ni puedo dar del todo por cierto lo de mi ex mujer, dado que siempre he vivido ese instante en un estado de trance en el que ni se lo que digo ni lo que hago. Como quiera que sea, los apuntes de Don Ernesto comenzaron a infundirme una extraña sensación de temor sobrenatural.

“...Sin embargo, en estado de meditación profunda, las lecturas son radicalmente distintas. Ya no tengo dudas que el estado orgásmico está misteriosamente ligado al concepto divino, cualquiera sea el nombre que se le asigne a esa entidad, ya sea Dios, Alá, Jehová, o como las culturas precolombinas, Pachamama, Madre Tierra, Madre Naturaleza. Siento que estoy muy cerca del gran descubrimiento!...”

Fue relativamente sencillo rastrear al Doctor en Bogotá: se había hospedado en el hotel mas tradicional y lujoso de la ciudad. Por desgracia ya no estaba allí. Uno de los mozos del lobby bar lo identificó en una fotografía, una instantánea que yo había escamoteado de su estudio, donde se lo veía posando rodeado de otros facultativos en un escenario enmarcado con la leyenda “Boston, Neurology Seminary, 1983”. Era una toma un poco antigua, blanco y negro, probablemente copiada de alguna revista de divulgación médica y ampliada, poro al fin el mozo colombiano no tuvo dudas, excepto que - advirtió- “ ...tiene el cabello más largo y además, lo acompaña su hija”.
- Su hija?- le pregunté- Usted quiere decir una niña?
- Si...- afirmó el moreno un tanto entrado en canas- Una niña como de 17 años...
Llamé al abobado de nuevo. Sentí un cierto placer al mentirle. Le dije que me hallaba en Buenos Aires, que el doctor Ernesto Von Gallager estaba efectivamente muerto y que arreglar todo el papeleo para la confirmación definitiva le costaría cien mil grandes. Para mi asombro, los depositaron en mi cuenta y gracias al milagro de la fibra óptica y los satélites, pude disponer del dinero al día siguiente.. El Doctor había alquilado una avioneta con destino a Tarapacá, en el sureño estado colombiano de Amazonas, en un singular corredor selvático donde convergen en pocas leguas las fronteras de Perú, Brasil y Colombia. Hasta allí me llevó el mismo piloto que una semana antes había trasladado al Doctor y a su supuesta hija. Dada la volátil y potencialmente peligrosísima situación de guerrilla en la zona, contraté una guía en el hotel, una bella peruana llamada Concepción.

“La civilización ha alejado paulatinamente al Hombre de Dios. Los estados más primitivos conservan a su vez un primitivismo espiritual. Ese tiene que ser el camino hacia la perpetuidad orgásmica: abandonarse a los sentidos, en vez de pensar e intelectualizar. Quizá como los chamanes, o como los antiguos brujos y sabios de las tribus aborígenes. Abandonarse a los instintos, lo que por supuesto, es una condenada blasfemia en el mundo moderno...”

Tarapacá era un lugar bastante pequeño. Poco más que una aldea de quizá 1500 almas enclavada en medio de la selva, a orillas del río Putumayo, afluente del mismísimo río Amazonas. (Como se puede apreciar, Concepción era una guía excelente)
Nos adentramos en camioneta por un sendero, una distancia que ni siquiera podría estimar, y luego tuvimos que continuar a pie no menos de una docena de kilómetros, hasta donde la espesura se tornaba impenetrable y el río se angostaba en medio del ensordecedor trinar de los pájaros. Teníamos compañía: la zona estaba controlada por un grupo narco cuyo jefe había sido esposo de Concepción. Esto me puso francamente nervioso, pero ella me confesó que habían roto porque el sujeto se había vuelto gay. Dado lo comprometido de semejante secreto en un ambiente tan hostil, Concepción, merced a su discreción, gozaba de total protección por parte de su ex, de manera que solo nos preocupábamos por los sangrientos insectos.
No podía dejar de pensar en todos los años de la vida de Von Gallager hasta hoy. En el grueso de los muros de su victoriana residencia. En el alcohólico aliento de su esposa. En el pérfido rostro de su hijos. Recordé otra vez palabras del sub- inspector Carranza: “Se puede ir a la guerra con una armadura de papel...pero, ni se te ocurra pelear...”
Un campesino nos condujo hasta las orillas del río. Todavía estaban allí las ropas del Doctor y de su “hija”. Habían abordado completamente desnudos una canoa de nativos Togusi, una de las pocas últimas tribus que sobreviven ocultas en el Amazonas; el Doctor, la joven y tres bellas nativas, y se habían perdido río abajo, quizá para siempre, dejando atrás todo: desde un cuaderno con notas hasta un sobre de plástico con tarjetas de crédito, pasaporte y 35.000 dólares en efectivo. Había además restos de bejucos, Banisteriopsis caapi o Banisteriopsis inebrians, según los apuntes del intrépido Doctor, pedazos trozados y machacados de sus cortezas, y olvidados envoltorios de arpillera con hojas trituradas de chacruna y otras hierbas. Todo indicaba que antes de emprender el definitivo viaje, habían preparado y bebido el legendario brebaje ceremonial de los pueblos ancestrales: la ayahuasca , y se habrían entregado entonces a sus supuestos e inimaginables mágicos poderes.
Bajo el sol abrasador, ese día y muchos meses después, seguía pensando en el Doctor Ernesto Von Gallager, en su peculiar derrotero, y en ese fervor heroico por entregarse de cuerpo entero en haras de la ciencia. Supe que su búsqueda del orgasmo perpetuo era de algún modo un viaje hacia adentro, un viaje interior, y también el eco del viaje íntimo personal de cada uno hacia el interior de su propia existencia.
En cuanto a mí, no puedo decir demasiado, excepto tal vez una frase que acude ahora a mi memoria:
“Quien no encuentra, debe abandonar la búsqueda. Pues quien no busca ...es hallado.”
No. No lo dijo el sub- inspector Carranza. Lo dijo Concepción, mientras elegíamos el mobiliario para nuestra nueva casa en Lima.
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Andrés Mazzitelli

martes, marzo 14, 2006

LA ÚLTIMA CANCIÓN- Andrés Mazzitelli


("La última canción" ganó el primer premio del Certamen de Cuento Corto Diario 
"La Voz Del Pueblo"Biblioteca Pública Domingo Faustino Sarmiento- 1997)


LA ÚLTIMA CANCIÓN
(Andrés Mazzitelli)

Sucedió algunas años después de la extinción del líquido corrector. Los defensores del entorno ecológico se estaban tomando un respiro: el consumo de papel había descendido casi a la mitad, toda vez que los libros se habían convertido en bites fulgurando de un lado a otro del planeta a través de una maraña de túneles de fibra óptica. 
Por entonces, el consorcio japonés SUSHUBA anunció, con la característica sobriedad nipona, la puesta en marcha de su último juguete: la TRILLON JAL 900, una sofisticada calculadora capaz de funcionar también corno archivo. El corazón del sistema era el chip B-28, un circuito integrado en forma de oblea dc 30 centímetros de lado, enfriado en una cuba de nitrógeno líquido a decenas de grados bajo cero. 
La máquina estaba vendida de antemano. Fue instalada en París, en el Museo Universal de la Música. Para la ocasión, Jean Michel Jarre, el casi octogenario tecladista electrónico, volvió a aparecer en público después de muchos años, para brindar el que seria el ultimo concierte de su vida. Se esperaba que la TRILLON se convirtiera en el depósito mas completo del mundo musical. Desde lo sucedido con la biblioteca de Alejandría, cuando un incendio provocó la pérdida irremediable de mas de medio millón de volúmenes, la idea de concebir un medio seguro para almacenar información se convirtió en una obsesión. La máquina se encargaría de reunir eventos musicales de todas las épocas y culturas. 
Y así fue: comenzó por leer partituras a un ritmo de 70 páginas por minuto. Conectada a las principales cadenas de radio y televisión, 300 emisoras de todo el planeta iban a parar al helado corazón del sistema. A medida que la trillón reconocía las melodías, las catalogaba por autor, título y fecha. El trabajo fue sencillo, teniendo en cuenta que los registros de propiedad intelectual de los principales países estaban conectados a la red mundial. El directorio del museo no salía de su asombro al contemplar cómo esta exquisita máquina registraba poco a poco el patrimonio musical de toda la humanidad. Todos los géneros fueron siendo absorbidos a lo largo de dos años de acopio incesante. 
Fue cuando el científico y saxofonista aficionado Thomas Edington, publicó en el semanario de Cambridge un artículo que causó primero curiosidad, y luego conmoción en el mundo entero. la TRILLION podía, de contar con el entorno de memoria apropiado, calcular todas las posibles combinaciones en el sistema occidental de doce tonos. Merced al cálculo factorial, la máquina poseía la habilidad de arrojar las combinaciones entre las doce notas y las siete medidas de tiempo.( redondas, blancas, negras, corcheas, etc.) 
Los filósofos del mundo se alzaron furiosos, argumentando que conocer la cifra atentaría contra a 1ibertad creativa. El museo estuvo a punto de desconectar la máquina, pero una cláusula contractual con el consorcio japonés SUSHUBA lo impidió. Desde Cambridge, Edington contraatacó: dijo que si la máquina reunía memoria equivalente a la suma de todos los discos rígidos de una ciudad del tamaño de Chicago, sería capaz de hallar hasta a mas absurda combinación musical. Vaticinó apocalípticamente que, de seguir reuniendo información al ritmo que lo hacia, la Trillón devoraría el patrimonio musical de toda la humanidad hasta la última nota en ...cinco años, a lo sumo. Más aún, podía incluso anunciar qué cantidad de combinaciones quedaban “en los tinteros” de los compositores. 
Las acciones de SUSHUBA, como es de suponer, salieron disparadas a las nubes del negocio bursátil. Para sostener esta popularidad, la misma empresa se encargó de proveer la memoria que la máquina requería para finalizar el calculo. Lo llamaron con actuada ingenuidad “una experiencia resonante”. 
Ese mismo año, el 24 de Mayo, una extraña leyenda violeta fulguró en las pantallas de la TRILLION: la cifra se había detenido. Esto significaba que, aún cuando más y más obras fueran creadas, la máquina las reconocía como anteriormente compuestas. O también, con simpatía, las rechazaba con el título de “Mosaico”, en alusión a que contenían dos o más fragmentos de viejas tonadas. Se desató así una singular cacería: ; un grupo de musicólogos restauró papiros del siglo V, encontrados en un monasterio del Tibet. Leídos por la máquina, la cifra. avanzó unos dígitos más. Desde las heladas planicies de Alaska, un coro de ancianos esquimales entonaron vía satélite siete cánticos ancestrales pan la TRILLON. El tercer cántico fue rechazado; la máquina lo reconoció como compuesto en 1318 por el trovador Giuseppe Raggi. 
La empresa SUSHUBA consiguió una síntesis mas poderosa del chip B-28, bautizado “B-28 Plus”, lo que acarreó una terrible consecuencia: la máquina anunció que solo quedaba UNA combinación posi1e, y luego la música, tal como se la conocía, llegaría a su fin. Los compositores del mundo se lanzaron en busca de esa rarísima combinación. Diariamente llegaban al museo registras de todas partes del globo, los que puntualmente eran desestimados por el sistema. 
Tres años mas tarde, con la introducción del chip “B-28 PLUS ULTRA”, la Trillón estuvo en condiciones de imprimir por sí misma la partitura restante en la música de toda la Historia de la humanidad. Conectada a un complejo de teclados, la computadora ejecutaría por sí misma la tonada.
Jean Michel Jarré, en un llamado desesperado a la solidaridad, solicitó ese día que lo desconectaran del respirador. Pero sus hijos se negaron.
En cada rincón del planeta, cada ser humano permaneció ese 21 de Noviembre absorto frente a algún medio de comunicación. 
La curiosidad inicial se fue trastocando en una extraña sensación de vació y angustia. 
La ejecución de la última canción posible duré seis minutos con dieciocho segundos de una frágil melodía para piano y violín.
Mientras los técnicos japoneses abordaban el avión de regreso a Osaka, esa madrugada, desde la soledad de las alturas, un hondo y persistente silencio se descolgó lentamente, mientras las estrellas se apagaban una a una...

                                                                              Andrés Mazzitelli



Cuadernos de Antonio (Andrés Mazzitelli) -Fragmento-



(Cuadernos de Antonio es un fragmento de la novela inédita "Películas y el más grande de los amores infieles")

Cuadernos de Antonio 2

El cine es la literatura masiva del siglo XX. Lo que fue el teatro para la Inglaterra de fines del siglo XIV y principios del XV, y la música entre el XVII y el XVIII, así de gravitante es esta maravilla que sintetiza casi todas las artes en una sola y colosal pantalla brillante. No es fácil por estos días dar con una persona que sea capaz de enunciarnos los títulos de diez libros que haya leído, incluyendo los que pudo oír de labios de sus padres cuando era un bebé y los manuales de la vídeo casetera y el micro-ondas. Sin embargo, diez títulos de películas los recuerda con holgura hasta mi hijo de siete años. Si uno repasa los argumentos de los filmes que abordan las problemáticas de pareja, hay un extraño denominador común: salvo raras excepciones, las películas más interesantes se centran en la mujer. Es decir, las dudas y dualidades de la naturaleza femenina resultan literal y cinematográficamente mas explotables que cuando el protagonista es un hombre. Miremos de nuevo “Casablanca”, de Michael Curtiz (1941).Una deslumbrante Ingrid Bergman se mete en la piel de Ilsa para tener en ascuas a todo el mundo. Creyó muerto a su marido, el políticamente correcto Víctor Lazlo, un impoluto héroe de la resistencia polaca. Por eso, ahogó sus penas de flamante viuda encendiendo un volcánico romance con Rick (Humprey Bogart), un aventurero yanqui duro y cínico, pero de buen corazón que conoce en la París PRE-invasión alemana. Cuando Lazlo resucita, ella planta a Rick en la estación de trenes y como Dios manda: bajo la lluvia. Rick, sin entender nada, parte a Nor-África con su leal pianista, Sam, a quien jamás dirá en todo el libreto esa línea que el mundo entero jura haber escuchado: “Tócala de nuevo, Sam”. Rick quedará destrozado, en parte porque no es lo mismo emigrar con el lustroso moreno que con la esbelta nórdica...
¿Por qué esta especie de culebrón hollywodense ha cautivado a siete generaciones de espectadores? La respuesta es que no es ningún culebrón, aunque en la superficie lo aparente. Los melodramas televisivos son extremadamente predecibles, porque todos los personajes actúan de acuerdo a estrictas normas de comportamiento: los buenos son muy buenos y los malos, muy malos. Eso es todo. Eso lo puede entender cualquiera, aunque saque la vista 35 veces de la pantalla para mirar la tabla de planchar. A menudo esa honorable mujer que plancha mientras contempla de reojo estos conflictos de la ficción mas elemental, llega a creer que existe tal cosa como los buenos muy buenos y los malos muy malos. En cambio, la vida real es muchísimo mas impredecible. En la vida real no es posible trazar una línea que divida de modo nítido al bueno del malo, excepto que hablemos de crímenes graves condenables por la ley. Y no me estoy refiriendo a la simplificación del “YING” y el “YANG”, que en mi opinión peca de autoindulgencia. Quiero decir que los seres reales, a menudo actúan de modo contrario a todo lo que pensaban hasta ese momento. No hablo de que una persona “buena” tenga un punto oscuro y una “mala” uno de claridad, mas allá de los lamentables y desafortunados ecos de segregación racial que despierta eso de que lo “negro” siempre es malo y lo “blanco”,siempre es bueno.
Todo aquello en lo que creímos ,PUEDE estar equivocado, en caso de que mantengamos una visión extremadamente estrecha del mundo nuestro y del de los demás. Siempre pienso que si Dios existe, debe sufrir muchísimo, a causa de su omnisapiencia. A veces intuyo los conflictos ocultos de los seres que me rodean. Claro que parece ser mejor quedarse con lo que se ve, que andar por ahí imaginando los infiernos de los demás, porque entonces todo se hace mas amable y cómodo. Me encanta la comodidad y adoro la amabilidad de algún momento, pero prefiero saber a ignorar. Duermo demasiado ya por las noches como para seguir con los ojos cerrados durante el día. Prefiero ser el primero en sufrir que el último en enterarme. No significa esto que uno se deje inundar por un relativismo salvaje en el que descrea de casi todo. Sólo que, a la hora de construir un buen cimiento para un edificio, es bueno saber si el subsuelo es de arena o si la zona es sísmica.
Pero, volviendo a “Casablanca”, ¿A quién ama Ilsa en realidad? Este colosal secreto permaneció velado incluso hasta para los hermanos Epstein, los guionistas de la película. El personaje de Ilsa traspasa la acotada zona de la ficción para volverse casi humano en sus ambigüedades y claroscuros. Mi opinión es que la aprobación alegre y licenciosa de esos vaivenes puede resultar destructiva para una persona. Pero el aceptar que son inherentes a nuestra naturaleza ayuda a paliar la culpa y el auto-enjuiciamiento del que con frecuencia somos víctimas y verdugos. Nadie en “Casablanca” tiene demasiadas dudas. Lazlo quiere huir de los nazis con su mujer a América. Rick quiere huir de los nazis con... la mujer de Lazlo. El general nazi quiere molestar durante toda la trama y si es posible, fusilar a alguno de los protagonistas.. Sam quiere tocar el piano toda la noche... Solo la pobre y desamparada Ilsa está sola con sus secretos y sus inescrutables dudas. Aún cuando tome finalmente una decisión, nos dejará a todos con la sensación de que no está nada resuelto y que los ríos subterráneos siguen fluyendo desbocados. Si no está bien que se suba al avión y lo deje a Rick, tampoco está bien que se quede con Rick y rechace al honorable Lazlo... ¿Qué es lo que está bien, entonces? El afiche lo explica todo. Ingrid y Humprey en primer plano, juntando sus mejillas. No hay señales de Lazlo ni del General nazi. Mucho menos de Sam. La verdad oculta entre líneas es que el verdadero gran amor es el de la portada de la película. Una vez mas, el espectador asistió a un duelo que conoce bien: el deseo enfrentado al deber.

Ahora bien, ¿Puede alguien que se entrega a un tórrido romance retomar luego con éxito una relación previa? Aquí quisiera señalar que existen diferencias entre el hombre y la mujer. El hombre parece ser mas permeable a estas idas y venidas. Y no es un argumento de cerdo machista. Las naturalezas femenina y masculina ejercitan el amor de maneras muy distintas. La mujer ama con EL ALMA. El hombre, con EL ALMANAQUE. La mujer experimenta su existencia a través de cosas insignificantes y maravillosas, tales como una flor, una melodía dulce o el berrido de un bebe. El hombre es una olorosa máquina capaz de destapar otra cerveza, encender el televisor y quedar absorto en un match de tenis entre un rumano y un soviético cuyos nombres jamás escuchó, todo esto a la una y media de la mañana y después de hacer el amor. La mujer clavará la mirada en la oscuridad del espacio nocturno sobre su cama, soltará un suspiro y pensará “Tengo que cambiar EL AMOR...” Al unísono, y reprimiendo con esfuerzo un eructo, el hombre pensará “Tengo que cambiar EL AMORTIGUADOR DEL AUTO.” Así de distantes pueden llegar a ser estos dos sexos que tanto se necesitan.
Por eso, a la hora de experimentar pasiones paralelas, la mujer es mucho mas vulnerable que el hombre. Además, la mujer es cuenco: recibe, es colmada. En cambio el hombre es el intruso, la visita. La mujer es lo cóncavo y el hombre lo convexo. La mujer, hacia adentro. El hombre, hacia fuera. La mujer acoge, contiene. El hombre es el agua que se derrama. Está claro que es mas sencillo ser la VISITA, que ser VISITADO. Cuando uno es VISITA, maneja a su antojo los tiempos. Puede decidir en cualquier instante que la reunión terminó y partir sin mas explicaciones. En cambio cuando se es VISITADO uno corre otros riesgos. Por eso es que solemos invitar a nuestras casas solo a aquellas visitas que con un 90 % de probabilidad nos harán sentir al menos confortables. Hay mucha mas entrega en quien recibe que en quien es recibido. La mujer que consiente compartir su erotismo y su sensualidad con una persona con la que previamente ha trazado un vínculo afectivo, difícilmente pueda retornar al punto de partida sin sentir que ya no encaja en el antiguo molde. Es más, este nuevo camino se constituye con frecuencia en la aplanadora que rueda impiadosa sobre la foto de bodas y las promesas de allá lejos y hace tiempo. Cuando una mujer se aventura a cruzar estas fronteras, no sabe con certeza qué es lo que ha comenzado. Pero intuye, sin ninguna duda, lo que definitivamente ha terminado...

Andrés Mazzitelli

La mosca y la araña -texto-


“La mosca y la araña” (Andrés Mazzitelli)

Observo cómo la mosca cae enredada en la trampa de seda de la araña. Desde esta distancia, el pequeño drama me contamina de pronto con vagos devaneos acerca de la divinidad:
Debo interceder por la libertad de la mosca?
Debo abstenerme de intervenir por el hambre de la araña?
O debo más bien observar impávido, indiferente a conceptos universales tales como La Libertad o El Hambre, y dejar que el destino, improbable tercer observador en discordia, me exima de la responsabilidad de hacer algo a respecto, me quite el inmenso peso de decidir acerca de una circunstancia tan trágica como la vida o la muerte de otro ser vivo.
La pregunta que nos quitó, nos quita o nos quitará el sueño de manera ineludible a todos, en algún momento de nuestra existencia:
“Qué voy a hacer?”

Haga lo que haga, siempre es bueno recordar que yo también soy mosca. Y también araña...


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Una colección de mínimas



Supongo que cuando el dedo se hunde en el ventilador, el ventilador a lo sumo es culpable de eso: de ser ventilador.

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No se puede pretender atravesar caminando el jardín sin pisar un caracol de vez en cuando...

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Cuanto más grande es la mentira, más fácil es creérsela.

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Uno nunca es conciente de lo mucho que se aburre...hasta que empieza a divertirse.

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Cuando la mente gasta... el cuerpo paga.

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Para viajar no hace falta ni talento, ni inspiración, ni inteligencia, ni sentido de la estética, ni sentido común, ni compasión, ni grandeza de espíritu, ni humildad. Es de necios ufanarse de viajar. Para viajar solo hace falta tener dinero para comprar el pasaje.

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Hay dos formas de mentir: Una, es diciendo una mentira. Y la segunda es no diciendo la verdad.

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El tiempo es un enemigo lento y pesado para un corazón urgente como el mío...

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De ninguna manera el sexo es la cosa más importante. Existen cosas mucho más importantes, como por ejemplo...
Bueno, a mí en este momento no se me ocurre ninguna, pero tiene que haber algo más importante!

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lunes, marzo 13, 2006

Cuando envejece el amor (Andrés Mazzitelli)-canción-



Envejece el amor esperándolo al destino.
Se le rinde el corazón y renuncia a los caminos.
Se le motean las manos,
Se le destiñe la tela
Donde una vez pintó un sueño
Con acuarelas.

Envejece el amor aquí, en vivo y sin audiencia.
Mientras canto esta canción, sumó dos canas de ausencia.
Se le agotan los poemas,
Ya las flores llegan solas.
Pega trozos de deseos
Con Plasticola...

Envejece el amor, pero no tira la toalla.
Tanto ha dicho, pero hoy, mucho más es lo que calla.
Una gota de demencia
Es mas que un mar de cordura.
Son las balsas del naufragio
Sus travesuras.

Envejece el amor racionando sus riquezas.
En vez de arder fuerte hoy, eterniza la tibieza.
Cambia el ritmo por la pausa,
La pasión por el cariño.
Se hace viejo pero, al cabo,
Se vuelve un niño.

Cambia el ritmo por la pausa,
La pasión por el cariño.
Mira atrás, hacia la vida
Y le hace un guiño...

Letra y música: Andrés Mazzitelli.

Clara (Andres Mazzitelli) -Cuento policial-

(Primer Premio Concurso Literario Diario LA VOZ DEL PUEBLO)
“Clara”

Una pared blanca. Una aguja de fuego entrando directo a mi cerebro. Un océano oscuro que me sumerge. Eso es todo.
El médico me mira largamente. El gordo que está a la izquierda sin duda es policía. Hay mas gente afuera. Vi sus uniformes azules cuando salió la enfermera. Cerca de la ventana, el canoso, el que dijo ser juez, toma notas en una libreta. Me encantaría que salieran del cuarto para hacer ESO. Me refiero a reunirse en el extremo de la habitación y murmurar. Esconden algo. Estoy seguro. Creo que el calmante está haciendo su trabajo. Pero, no quiero. No quiero dormir. No quiero cerrar los...

Una pared blanca. Un estampido. Un arma de fuego estallando. Una aguja. Un océano...
Debieron decírmelo la semana pasada. Era mi esposa y ahora está muerta. Quiero saber todo. Especialmente los detalles. Pero son una manga de cobardes. Vi algunas fotografías. Debí ser un hombre afortunado. No es difícil enamorarse de una mujer como así. Se llamaba Clara. Odio el despotismo de los médicos. Tuve que averiguar su nombre preguntándole a la enfermera del turno noche, que es más vieja y locuaz. Alguien se supone que entró y nos atacó. Lo poco que se lo he recopilado palabra por palabra, como quien busca restos de un naufragio en una playa desolada. Cada retrato dispara un millón de enigmas. Por qué no hemos tenido hijos? Acaso el resto de mi familia será otra trouppe de desconocidos?

Una pared blanca. Una pistola pequeña, semejante a un juguete. Está cayendo. Al golpear el piso de madera, estalla. Estoy en el suelo. El retroceso del disparo envía la pistola debajo de un mueble. Después, la aguja y el océano...
Me tienen harto. No les diré nada de todo esto hasta que no me den todos los pormenores. La psicóloga es muy cálida. Supongo que es su trabajo. Creo inspirarle una infinita compasión. Tenemos charlas de 45 minutos exactos. La verdad, no hay mucho para hablar. Es muy extraño sentir que se ha nacido hace 27 días.
Creo que soy escritor. La enfermera de la noche deslizó una novela que tiene mi sonrisa en la contratapa. Se llama “Suspiros de muerte”. Bastó con leer el título para provocarme un acceso inmediato de náuseas.

La mujer se puso pálida. Me pidió que no se lo contara a los médicos o perdería su empleo. Accedí...a cambio de más información: el atacante entró por el garaje. Usó un martillo con Clara. Yo debí llegar después. Me disparó a la cabeza, pero falló por poco. Debió creerme muerto. Le digo “Gracias” a la enfermera y ella se esfuerza por sonreír, pero se le escapan las lágrimas. Acaso alguien ha intentado alguna vez armar un rompecabezas en la más absoluta oscuridad?

Una pared blanca. Una pistola que cae y se dispara. Alguien está gritando. Sin duda una mujer. Algo, como una aguja de fuego en mi cabeza. Un océano de tinta negra.
Creo que quiero viajar al pasado a través de las fotografías. Qué fácil amar a una mujer como Clara. Me han quito todo. Incluso su recuerdo.
El juez trata de ser imperturbable, pero las emociones lo asaltan y florecen sus tics : dice demasiados “ummmmm” y “eventualmente”. El gordo policía parece disfrutar cada momento. Su morbo se palpa hasta en sus silencios. Estoy francamente asqueado de escucharlos decir AFIRMATIVO, LA OCCISA, y todas esas estupideces de forma. Al final me entero del motivo de esta nueva visita, a casa 45 días de estar en esta cama: un patrullero advirtió un merodeador entrando por la ventana de una casa, a 6 cuadras de donde, dicen, vivíamos con Clara. Llevaba una pistola pequeña. Por desgracia no responderá al interrogatorio. El procedimiento de detención lo puso directamente en la morgue.
Firmé todo lo que me trajeron. Conocí de nuevo a mi agente editor, un abogado de apellido Pinelli que no deja de sonreír y secarse el sudor de la frente con un pañuelo. Mi amiga, la enfermera de noche, me trajo periódicos. Si se enteran, la mandan a Nepal. Mientras estiro las piernas y veo por la ventana como la gente vuelve hastiada del trabajo, no puedo dejar de pensar en...

Una pared blanca. Un cuadro en la pared. Y en el cuadro, el título de mi licenciatura en letras. Una mujer gritando. Es ella? Giro y veo por fin su rostro. Es la mujer de las fotografías. Es Clara. Infinitamente más hermosa y vibrante que lo que imaginaba. Todas las noches, todas las horas que pasé hundido en sus fotografías parecieron nada comparados con su viva presencia.
Clara gesticula. La furia de su rostro se trastoca en manifiesto terror. Intenta protegerse y se cubre con el antebrazo izquierdo. Mientras, a tientas abre un cajón y saca algo que reluce en un destello. Algo metálico. Un segundo después lo rojo estalla y se esparce. Quiero ver el rostro de ese maldito. Clara empuña la Beretta. La misma que me regaló Pinelli hace tiempo. Está de espaldas y hay sangre por todos lados. Se derrumba frente al espejo. Su mano se relaja y la pistola se desliza al suelo. Cae eternamente. Dónde está ese monstruo? Giro un poco y lo veo de pie, cerca de la cama. Es decir, veo su imagen en el espejo. Clara está cayendo. La Beretta aun no a tocado la madera del entarugado. Una fracción de segundo antes del disparo, mis ojos se reconocen en el reflejo del cristal.
Oh! Dios mío! Hay algo en mi mano derecha. Parece un martillo...


Andrés Mazzitelli
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jueves, marzo 09, 2006

Y nada (Andrés Mazzitelli) -Poema/monólogo)


Desperté y...nada,
Lo de siempre:
Que de aquí, que de allá,
Recordé la tarjetita con tu número,
Que dónde la puse, que la perdí,
Que ni se debe acordar.

Y...nada,
Que la busco, que aparece de pronto,
Y será una señal, o será puro azar...
Como sea, por fin, te llamé y...
Te llamé y...

Nada, te hablé,
Me hablaste, nos hablamos varias veces,
Quedamos en vernos algún día,
Y ese día
Acudimos a la cita y...

Y nada,
Que tu pelo, que mis años,
Que el mundo se fue a los caños,
Lo habitual, lo de costumbre:
Charlar de bueyes perdidos,
Y nosotros dos perdidos entre los bueyes.
Que qué pasó después,
Que qué siguió después,
Dejame hacer memoria, bueno...

Después nada,
Que estos son mis números,
Que me das todos los tuyos,
Que en el cine hay otra aclamada película,
Protagonizada por una aclamada actriz,
dirigida por un aclamado director,
Y cómo se llama esa película,
Cómo, no leíste?
Se llama “Aclamados”
Así que allá fuimos
Como todo el mundo.
No sea cosa que nos perdieramos
de aclamar también nosotros.
Y?

Y...nada,
Linda, entretenida, qué se yo,
Caminar por la avenida,
Respirarnos esa niebla,
Son tus manos, es el frío,
O son las mías las que tiemblan,
Como si...como si...

Nada...como si las palabras se acabaran
Y quedaran las miradas.
Ese silencio elocuente
De almas sintonizadas.
Y la noche que bosteza
Como una fiera cansada.

Y bueno, nada,
Que tus labios, que los míos,
Que resabios de un olvido.
Después de todo por qué no subir
A tu casita del árbol,
Que pañuelito adorable,
Tu mundo de 8º “A”,
Tu refugio inexpugnable.

Y nada, lo de siempre,
Que la ropa derramada,
Que las tazas ni tocadas,
El salto que pega el tiempo,
Repentina madrugada.
Y esta sorpresa de verte,
En mi pecho agazapada y...

Entonces, nada,
Que el corazón, que la razón,
Que...todos vivimos en un buzón!
Que te digo, que decime,
Que qué me querés decir,
Que perdón, te interrumpí,
No, no, no, te escucho, seguí, seguí,
Que eras vos la que decías,
No, sos vos el que decís,
Que dejá de dar tantas vueltas
Y decilo de una vez!

Y...y...
Y nada...
Que te quiero...

Andrés Mazzitelli
2005



Carta de amor del pollo -Humor-


"Carta de amor del pollo" ganó el certamen literario "CARTAS DE AMOR"

“Carta de amor del pollo”(por Andrés Mazzitelli)

Tres Arroyos, 14 de julio de 1938

Mira, Eulogia, ya me cansé de andarme con rodeos. Que hoy no, que mañana quizá, que algún día tal vez...
Solía despertar con alegría y ahora mírame un poco, estoy hecho una calamidad. Solo alzo las persianas de mi despensa para poder espiar de lejos tu ventana. Solía esperar el tintineo del cencerro cuando entrabas por esa puerta, Eulogia, a eso de las once de la mañana, con tu bolsita tejida y tu monederito dorado. Yo te decía “Fíjate Eulogia, qué tomates que han llegao a la despensa Manolo!” y tu siempre respondías algo como “No los distingo, por el cartel del precio carísimo que les has puesto, Manolo!”
Te veía llegar y te veía partir, Eulogia, sorteando los charcos todavía tiesos por la escarcha, con tu pasito corto y veloz, y juro por Dios y por las almas de mis difuntos padres-qué en paz descansen, allá en la lejana Castilla- que jamás me he atrevido a echar ojos a tus pantorrillas, ni mucho menos- la Virgen es mi testigo- al escote de tu blusa. (La celeste, con motitas blancas)
No se por qué me haces esto, Eulogia, que te he visto salir once menos cuarto ayer y anteayer, con tu andar de gacela, rumbo a la esquina y he tenido que salir a la vereda para ver con mis propios ojos lo que mi corazón no daba por cierto: has doblao por Balcarce. Eulogia. No me hace falta ser adivino para saber que estás comprando en lo de Scotti, que te queda casi cruzando la ciudad y que, dicho sea de paso, tiene los peores tomates de la zona.
No merezco esto, Eulogia, ni que mandes a tu sobrino, El Francisquito, a pagar los 98 centavos que tenías fiaos en la libreta. Acaso he cometido algún pecado que deba pagar con tamaño desprecio?
Que si me gustas, pues, coño, claro que me gustas! Y me gustaste desde la primera docena de huevos que te vendí. Que si te he mirado barrer y barrer esa gastada vereda desde aquí enfrente? Pues, que me cuelguen si no lo he hecho! Pero, Eulogia, tengo que decir que cuando te miro, no te miro, sino que te ad-miro.
Que si soy un bruto almacenero? Casi sin duda que lo seré, pues no se mucho de historia, geografía, matemática o astronomía. Y no me avergüenza confesarte que llegué hasta cuarto grado, pero no entré...
Ahora, vamos, no tendré mucha agricultura, pero se muy bien que uno y uno son dos, y si ese uno eres tú, Eulogia. Qué maravilloso mundo sería!
Devuélveme el sueño, alivia mi agonía. Ayúdame a vencer este invierno tan crudo de mis días. Desátame de esta pena, rescata al fin mi corazón náufrago de la isla del hastío y sobre todo, Eulogia, sobre todo... no compres más en lo de Scotti, que hasta las malas lenguas dicen, y no quiero repetirlo, agrega agua a la leche y hasta arregló su balanza para que marque un kilo lo que pesa novecientos!
Perdóname, Eulogia, por enviarte esta nota escondida dentro del pollo que mandaste a comprar a tu sobrino, El Francisquito, pero ya no estoy para balcones y madrugadas. Tú me entiendes, Eulogia, eres viuda y yo aún soltero. El destino tiene caminos misteriosos y el mío me conduce a tu puerta. Además, ya lo sabes, he cumplido 51, Eulogia, mi amor desvanecido, mi refugio de guerrero cansado... jamás vencido.
Manuel José Olímpico Gonzáles.

Nota del historiados Lisandro Vassolo: El popularmente llamado “Mensaje de amor del pollo” devino en un curioso recorrido: fue leído por vez primera por Eusebio Tenaglia, quien por aquel entonces era uno de los tres cocineros con que contaba la Sociedad Italiana. Tenaglia solía mandar a ese joven flacucho al que apodaban “El Francisquito” a realizar encargues. Así, la íntima misiva equivocó su ruta. El cocinero, pensando que en verdad era un mensaje en clave enviado por los anarquistas, asó el bípedo y volvió a colocar la carta en su interior. El pollo era para la vianda del Coronel Ramiro Degracia, de la guarnición militar Tandil, que estaba de paso por la ciudad. A su vez, el Coronel obsequió el manjar a un grupo de reclutas que lo acompañaban de regreso a la guarnición, así que se estima que la carta fue leída varias veces más. (No está claro si el Coronel también encontró la nota) Uno de estos reclutas era Abelardo Domínguez, primo segundo del Francisquito y conocedor del barrio y sus gentes. Fue dado de baja de la conscripción para la noche buena de ese mismo año y llevó la nota consigo de regreso a Tres Arroyos. La carta aún se conserva en poder de Walter Gonzáles, nieto de Eulogia Domínguez... de Gonzáles.
Andrés Mazzitelli

Tus ojos para ver -Canción-


(Letra y Música: Andrés Mazzitelli -Febrero de 2006-)

Pregunta a un viejo por el amor,
Y dirá que ya lo ha olvidado
Que no recuerda siquiera
El eco de su nombre.
Pregunta a un niño
Y dirá “mamá”.
Pregunta a un sacerdote
puede que no te señale el cielo...

Pregunta a un sabio por el amor,
Y dirá que en sus ecuaciones
No hay vestigio ni asomo
De su estructura
Pregunta a un ciego
Y dirá: lo vi.
Pregúntale al banquero:
Y dirá que solo es cuestión de ceros...

Pregúntame, por Dios, a mí.
Diré tu nombre de mil modos.
Yo ya olvidé eso que fui
Cuando no contaba
Con tus ojos para ver...

Pregunta a un necio por el amor,
Dirá: “Es el compañerismo
De tolerar los años
Enterrando hasta el deseo”
El aterido dirá “Es el sol”
Dirá “Mi casa” el exiliado.
Y qué vas a responder
Cuando esta pregunta llegue?

Pregúntame, por Dios, a mí.
Diré tu nombre de mil modos.
Yo ya olvidé eso que fui
Cuando no contaba
Con tus ojos para ver...
Letra y Música:Andrés Mazzitelli

miércoles, marzo 08, 2006

El Dinero (Esa quimera de papel)Andrés Mazzitelli -Relato-



Cuentan que en una localidad balnearia, en pleno invierno, cuando los recursos económicos de diluyen casi hasta agotarse, llegó de pronto un flamante automóvil que, cruzando la única avenida polvorienta, se detuvo para sorpresa de los pocos lugareños frente al Hotel. Descendió del vehículo una elegante dama envuelta en pieles, y con un dejo de mundana soberbia, solicitó al sorprendido conserje el mejor de los cuartos para alojarse los 15 días que duraría el receso invernal, declamando que abonaría en efectivo y por adelantado.
Y así lo hizo. Cuando subió a ocupar la habitación, seguida por el ruido de sus afilados tacos, el conserje alborozado llamó a su esposa.
-Elvira!-le dijo- No tienes idea de lo afortunados que somos! Acaban de abonarnos la suma exacta de lo que debemos al Almacén desde hace 4 meses! Voy ya mismo a cancelar la deuda...
Enfundado en su viejo gabán, El Conserje salió de inmediato en medio de la helada ventisca rumbo al Almacén.
Don Abelardo, el almacenero, no salía de su asombro ante el dinero contante y sonante que ahora tenía sobre el mostrador. Tan dichoso estaba, que insistió en convidar al Conserje con una copita de anís, no sin antes ir a la trastienda y pedirle a Juanita, su esposa, que sin perder un minuto fuera a casa del albañil Domínguez y abonara por fin la mano de obra de cuando hubo que cambiar prácticamente todo el techo del Almacén, después de un temporal.
Domínguez, que era una suerte de plomero-constructor-gasista-electricista-yesero y carpintero, tuvo al poco rato el dinero en sus manos, sintiendo casi como si hubiera cobrado una herencia. Por sus ojos destellaron de pronto luminosas ideas, como siempre sucede cuando alguien se recibe dinero inesperado.
-Ni lo sueñes!-rugió Genoveva, su mujer, con providencial y femenina clarividencia- Ese dinero es justamente lo que le debemos al Conserje del Hotel por el alojamiento de Mamá, cuando vino a visitarnos en el verano!
Amargamente, Domínguez fue despojado de la suma y de sus luminosas ideas, y Genoveva corrió al Hotel apretando los billetes en sus manos
Fue atendida por Elvira, la esposa del conserje, porque éste aún no regresaba, anís mediante, del Almacén.
Hablaron una media hora las dos mujeres, repentinamente alegres y charlatanas, en medio del tedio de la tarde gris, con esa paz que siempre sucede al cumplimiento de un compromiso contraído.
Cuando El Conserje regresó, un tanto aturdido por la imprevista dosis de alcohol, Elvira lo cubrió de besos y le habló de Dios y de Todos los Santos, y de lo bien que habían hecho en pagar su deuda con el Almacenero. Ahora, como un mágico premio quizá de La Virgen, habían cobrado imprevistamente una antigua cuenta y podían respirar tranquilos.
Pero no duró mucho la alegría. El ruido de los tacos, a eso de las 9 de la noche, les anunció que gran dama regresaba escaleras abajo, forcejeando con el equipaje y... furiosa.
Dijo haber visto una alimaña en la bañera. Despotricó, agitó un dedo huesudo, tieso de gruesos anillos, en la propia nariz del Conserje y, por supuesto, exigió so pena de demandar al Hotel y a toda la Población, que le reembolsaran la suma abonada, que no se quedaría ni un minuto más en semejante pocilga.
Guardó los flamantes billetes en una portentosa billetera y sin decir ni hasta nunca subió a su coche y se alejó en medio de una nube de polvo, tan intempestiva como había llegado, para no regresar jamás.
Una silenciosa tristeza se descolgó sobre El Conserje y su mujer, Elvira, consternados aún por los improperios de la distinguida señora. Y aunque no pudieron dar con la alimaña que desbarató su renta, se sintieron al menos serenos de haber cancelado la onerosa deuda.
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Varios kilómetros tierra adentro, a la vera del camino, el elegante coche estaba oculto tras unos eucaliptos, mientras la noche se devoraba el horizonte y la llovizna castigaba los cristales de las ventanillas. La Dama en cuestión, linterna en mano, examinaba los billetes, con manos temblorosas, aún aterrada. El dinero era falso. Había decidido timar a estos ilusos parroquianos, pero sus destrozados nervios de delincuente no habían resistido el escuchar el ruido de las puertas y el ver desde la ventana de su cuarto al Conserje saliendo presuroso calle abajo. Dio por seguro que la habían reconocido, que estarían chequeando la autenticidad de los billetes o algo peor aún, llamando a la Policía de La Ciudad.
Entre sus suntuosas pieles, tan falsas como su dinero, la engañosa dama pasaría una noche no muy buena reclinada en su asiento, esperando que llegara el día para elegir nuevas y menos espabiladas víctimas.
Mientras, en el pequeño pueblo, de un modo extraño, todas las deudas quedaron canceladas con un dinero circulante que ni siquiera tenía el menor valor...
Andrés Mazzitelli
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Monólogos de Mujer (pieza teatral breve)


“Monólogos de mujer”

por: Andrés Mazzitelli



Personajes:

Guillermina, 32 años, soltera. Vivió en pareja un tiempo con Mariano. Después de la separación, mantienen una relación indefinida, con algunos encuentros.

Mechi: 29 años, soltera, muy light. Ha tenido varias parejas. Pero invariablemente los hombres de su vida la han dejado para casarse con otras mujeres con menores dotes de belleza que ella misma.

Laura: 35, divorciada de Eduardo, sufriente, no consigue superar ese trance. Encuentra refugio en todo lo que sea New Age y terapias alternativas.

Han sido invitadas a una fiesta o reunión, tal vez una exposición. Llevarán atuendos como para este tipo de eventos, ligeramente recargados.

Entra Guillermina, un tanto dubitativa, se para en el centro de la escena. Puede haber una banqueta o taburete, e incluso una mesita con copas de champagne o bocaditos.


Guillermina:- Es acá, no? La fiesta es acá? Y...tiene que ser acá. (Mira hacia el auditorio) Uy, Dios mío, qué caruchas! (Mira el reloj) Las chicas me dijeron que nos encontrábamos en el hall pero no están por ningún lado. Con lo que me gusta entrar sola a una reunión de gente que ni conozco.(Saluda con una sonrisa forzada) Qué tal, cómo estás! (Por lo bajo)Bueno, no tan desconocida. Qué hace esa insoportable acá? Y del brazo de semejante ropero...Ese tipo tiene que ser rugbyer, o levanta pesas. De dónde lo sacó? Por favor, tener esa mole encima de una debe ser como estar atrapada en un derrumbe...Mechi siempre dice que ella los prefiere así,(hace un gesto abarcativo con ambas manos, representando hombros anchos) bien EXTRA LARGE! Dice que le transmite un sentimiento como de protección. Cuanto más inflado, mejor. Transpirando anabólicos! Yo le digo, y Laura está de acuerdo conmigo, que la ecuación es así: lo que hay acá (se señala los bíceps) es inversamente proporcional a lo que hay acá (señala su cabeza), que pensándolo bien, no se si es en realidad una desventaja...Porque, la verdad, el hecho de que un hombre piense demasiado se torna a veces un tanto agotador, no? Como pasa con Mariano, por ejemplo. Mariano siempre está enrollado en algún devaneo mental del que solo su psicólogo puede sacarlo. Se cuestiona todo: un día le digo “Bueno, nos hablamos, si?” Pasaron 15 días, 750 llamadas y ninguna de Mariano. Un día me lo encuentro y me dice (Parodiando a Mariano)“Tenía muchas ganas de llamarte, pero pensé que me habías dicho medio por compromiso, porque no es lo mismo decir “nos hablamos” que decir “llamame mañana a las 20,30 horas”, así que concluí que en realidad no tenías ganas de que te llamara. Se lo dije al psicólogo, a ver qué opinaba y el me dijo “Que buscara en mi interior, que solo yo sabía a ciencia cierta si tenía o no que hacer esa llamada...”(al público, volviendo a ser ella) Se imaginan? Así yo también podría ser psicoanalista! Me compro un diván, un reloj y les digo que busquen en “su interior” todas las respuestas! Mariano podría estar hasta el año 2500 buscando en su interior! Y lo más contradictorio de todo esto es que si yo le digo a Mariano “Llamame mañana a las 20,30 hora del meridiano de Greenwich en punto”, él me mira con desconfianza y me dice que si no estoy siendo demasiado posesiva, que si no estaré tratando de controlarlo, que él no está listo para trazar un vínculo fuerte donde exista la dependencia...” (con abatimiento) No, si una a veces se encuentra con un hombre de estos, como Mariano, 30 o 35 años, con laburo, con un aspecto mas o menos agradable, SOLTERO...y pensás...me saqué la grande! Pero, después te empezás a dar cuenta el porqué está SOLTERO. Es así: cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía. Y lo simpático de todo esto es que el adjetivo que más a mano tienen estos hombres para referirse despectivamente a una mujer es histérica. (Un poquito sacada) Histérica! (Saluda con otra sonrisa forzada a alguien. Mascullando) Qué hacés, qué tal, como te va, el rojo te queda como el culo, nena...(Volviendo al tema) Histérica! Saben lo que significa “histérico”? Porque, yo lo busqué, una vez que me harté de los laberintos de Mariano y le dije que no le diera tantas vueltas a la cosa y él, con actuada condescendencia, me dijo “No estás un poco histérica?” Y yo, les digo la verdad, lo hubiera mandado a la rechoncha de su madre, ahí nomás, porque me pegó duro el boludo con ese comentario y la carita de superado con que me lo largó. Pero si yo le contestaba “Por qué no te vas un poquito a la reputisima madre que te parió?”, él con eso estaría confirmando mi supuesto histerismo. Así que lo miré así, como apuñalándolo con los ojos, y me fui al diccionario. Decía “Perteneciente al útero”. Es decir que, de última, un hombre también puede ser un histérico, porque también perteneció a un útero. Y les digo: la histeria femenina no se puede NI COMPARAR con la histeria masculina. Y eso que no menstrúan. Esa es otra. Cuando levantás levemente el tono de voz y te preguntan... “Qué te pasa? Estás menstruando?” (Con desprecio, respondiendo) Por qué no vas y te preparás un té con este OB que acabo de deshechar?
Es muy, muy difícil ser mujer. No crean que es fácil. Yo a veces pienso, un hombre, un tipo cualquiera...Por ejemplo, para venir a una reunión como ésta se pone una camisa, un pantalón y listo. Con suerte y viento a favor, quizás hasta se bañe. Pero...una mujer arranca digamos, a las 10 de la mañana con la peluquería: dos horas y media ahí con todo tipo de torturas, incluso meter la cabeza largos períodos en una especie de horno mientras tratamos de concentrarnos en una revista. Las uñas, las manos, las cejas, las pestañas, el color, los reflejos, el brushing, las ondas, el bronceado, las estrías, el botox, la celulitis, el culo caído, las tetas bizcas o estrávicas así, como la mirada del Presidente, ahhhhh y el cavado!!!! Porque una nunca sabe. Yo quisiera que un solo hombre, UNO SOLO, un voluntario que las tenga bien puestas y que se banque una depilación como nos bancamos nosotras. Solamente para tener una idea de lo que hablo. Y lo más triste...(Baja, se va desinflando) Lo más terrible es que una a veces piensa...Una a veces, después de todo este periplo por los salones de peluquería, depilación, estética integral, y buscar ropa que pueda llegar a agradar al sexo opuesto... y poner los huesos de punta otra vez para salir, una piensa...Yo, mejor dicho pienso...(tristemente) La verdad, tanto esfuerzo...vale la pena? (Pausa) No sería mejor quedarme a leer...qué se yo, “La Ilíada”, entregarme al enriquecimiento de mi interior, ponerme un jogging, unas pantuflas y si me quieren así, que me quieran así! Al fin y al cabo, una no puede ser esclava de los caprichos visuales del sexo opuesto. De ninguna manera, no Señor! Qué se han creído?(Pausa. De pronto, capta con la vista a otro de los invitados a la reunión. Como ocultándose, mientras se acomoda los senos y el cabello velozmente) Pero, qué está haciendo Mariano acá! Uy, pero si hubiera sabido me traigo el otro conjunto, que le encanta! Mariano! Marianito! Acá, acá! Marianoooo!!! (Sale de escena)

(ENTRA MECHI, POR EL EXTREMO OPUESTO A LA SALIDA DE GUILLERMINA. ES MUY EXPRESIVA, CASI SOBREACTUADA, Y SUBRAYA TODO CON GRANDES ADEMANES)
Mechi:- Un espejo...Rápido, un espejo..(ENCUENTRA UN HIPOTÉTICO ESPEJO Y SE CONTEMPLA. CON DESAGRADO Y FASTIDIO) Le dije! Le dije que el bronceado instantáneo no iba para mi tipo de piel! Ven? Parece morado en vez de bronceado. Pero Rober me insistió, como siempre. Rober es mi coiffeur. Es un divino y además vende un aerosol divino que te lo pulverizás y te deja como si acabaras de volver de Aruba. No es divino? Yo a veces, cuando pienso...pienso cuánto ha avanzado la ciencia, no? Por ejemplo: las siliconas, las cremas antiarrugas, la toxina botulínica, los hilos de oro, la lipo, el lifting, los tratamientos con láser...Debe ser por eso que una mira esas fotos antiguas, de nuestras tías o nuestras abuelas y ves una señora hecha y derecha de, digamos, 45, 50 años. Pero cuando preguntás cuántos años tenían en ese momento, te dicen “25”!!!(HORRORIZADA) Qué les pasaba? Envejecían más rápido? No, para mí es que no existía el colágeno ni nada de lo que hay ahora. Cleopatra se bañaba con leche, dicen. Tal vez funcione, pero quién te saca después el olor a yogourt? Una vez leí un libro, hace mucho...o era una película? (BAJA LA VOZ, CONFIDENTE) Decía que las reinas como ella usaban como crema hidratante y rejuvenecedora otros líquidos...(CON CIERTO ASCO) Líquidos del CUERPO...entienden? Quiero decir, no de NUESTRO cuerpo, sino del cuerpo de los Hombres!(FRANCAMENTE ASQUEADA) Se imaginan? Una bañadera llena? Pobres esclavos! (INGENUA, REALMENTE PREOCUPADA) Ya puedo imaginar la escena, en el Antiguo Egipto... “Su Majestad, La Reina tomará un baño hidratante rejuvenecedor . Tienen dos horas para llenar la bañera!” Y los pobres esclavos empezarían a...a...Bueno, si levantaron semejantes mazacotes de pirámides, llenar una bañadera de semen sería cosa de todos los días para los egipcios, no? Yo digo, por ejemplo, a la hora de reconocer con un premio tipo el Nóbel, no? Madame Curie, está bien, en su laboratorio, con los electrodos y todos esos líquidos, ácidos, qué se yo, rayos X, cables por todos lados, realizando descubrimientos importantísimos, está bien, le dieron el Nóbel, no vamos a decir que no lo merecía. Aunque, si mirás la foto, pobre Madame, no sabés si es ella o el marido, pero bueh! Supongo que no tendría mucho tiempo para mirarse al espejo. O por ejemplo la Madre Teresa, ahí, en la India, con ese repasador en la cabeza y el cutis así, todo ajado, todo reseco, pobre, atendiendo enfermos todo el día...también la premiaron. Ahora, digo yo, por ejemplo, nunca se les ocurrió incluir aunque sea en la terna a, digamos, Elena Rúbinstein? (PAUSA) Yo a Jorge...(ACLARA) Jorge es mi novio, fue suplente hasta hace dos años en el San Isidro Club, yo a Jorge jamás le comento todo lo que hago para estar así, espléndida, porque...sería como mirar el (CON UN EXAGERADO ACENTO INGLÉS) ...backstage, no? Y dicen que cuánto más una se produce, menos se tiene que notar. Por ejemplo, tampoco le dije que tengo las lolas hechas. Las chicas dicen que se va a dar cuenta en cualquier momento, pero hay hombres que son tan poco detallistas... Además, cuando vamos a su departamento, dormimos con el televisor encendido en ESPN. Es un pantalla plana de 36 pulgadas, sonido surround stereo. Divino. Porque Jorge mira el rugby australiano, que va como a las tres de la mañana. Se imaginan? Qué se va a andar fijando en si tengo o no siliconas con los All Blacks aplastándose unos sobre otros toda la noche? Eso sí, voy a tener que averiguar bien, porque el otro día me dijo que por ahí viajábamos a Viña, que está el Open y a mí me entró pánico. Por eso que comentan, que cuando el avión sube y baja, con el cambio de presión, las silicones son propensas a agrandarse y hasta a estallar...Dios me libre y me guarde! Se imaginan estar tomando un rico champagne, toda acaramelada y que te estalle una teta? Horror!!! El lunes le voy a preguntar a Rober, que el seguro tiene que saber.(MIRANDO EL ENTORNO) Pero dónde están Guillermina y Laura? Yo las llamo...(SACA EL TELÉFONO) Porque, en este tumulto...Hola, Guille? Guillermina? ...Mechi! Dónde están? No, Laura venía más tarde porque estaba mirando eso que mira ella, por Infinito Satelital...Algo de “La energía de los chakras”...O “Los chakras de la energía”...(MIENTRAS SUELTA EL ÚLTIMO PARLAMENTO, SALE DE ESCENA, DE MODO QUE LAS ÚLTIMAS PALABRAS SE OYEN DIRECTAMENTE EN OFF Y ALEJÁNDOSE)

(TIMIDAMENTE, POR EL OPUESTO, ASOMA LA CABEZA LAURA)

LAURA: Uy, pero qué desarmonizado está este ambiente! Tendrían que haber quemado un poquito de mirra y benjuí. Eso ayuda, porque cuando se junta tanta gente, la energía se desordena. O también podrían haber puesto una fuente de esas, con agua corriendo, eso va lavando las ondas de energía negativa. Yo me compré una, cuando volví del curso de Holística Cósmica. Fue, si mal no recuerdo, a los 5 meses exactos de separarme de Eduardo. Me vendieron la fuente, así, como una cascadita en miniatura, el motorcito, el manual y dos bidones de diez litros de agua traída directamente de una cueva a 3500 metros en el Alto Perú. Me costó una fortuna. Todavía me acuerdo que la última vez que discutimos con Eduardo fue por lo del agua. El vino a buscar a los chicos, porque se iban a Santa Teresita el fin de semana, yo me distraje un segundo con el equipaje y el muy energúmeno le echó uno de los bidones de agua energizada del Alto Perú al radiador del coche, pensando que era destilada... Los hombres son muy atropellados, hacen y después piensan. Y algunos, solamente hacen. Es así. O dicen...y después piensan...(MIRA CON CIERTA DESCONFIANZA EL LUGAR Y LA GENTE) Traje el cuarzo verde? A ver...(ABRE LA CARTERA Y SACA UNA PIEDRA PEQUEÑÍSIMA) Dónde carajo lo metí? Justo ahora, que lo necesito...(MIENTRAS SIGUE HURGANDO) El cuarzo verde sirve para todo...Es como el todo-terreno de las piedras energéticas. Armoniza sobre todo el 4º chakra, que es el del corazón...abre el corazón...(RECITA DE MEMORIA) “Unido al color rosa genera simpatía, armonía, equilibrio, sanación y amor.” Por eso me puse este pañuelito rosa...pero no encuentro la puta piedra...Esta ha sido Lucy, que se ha puesto otra vez a jugar con mi cartera y me pierde todo! Calma, calma... Respiro...expiro...respiro...expiro...Diez, nueve, ocho...estoy relajada...siete, seis, cinco...estoy muy a gusto...cuatro, tres, dos...estoy en armonía con el Universo, uno, cero...Estoy...armonizada...estoy...PERO DÓNDE MIERDA ESTÁ ESA PIEDRA DE CUARZO, SERÁ POSIBLE! (LA ENCUENTRA) Acá! Acá está! (LA SACA Y LA OPRIME EN LA MANO, SE TOCA EL PAÑUELO) “Simpatía, armonía, equilibrio, sanación y amor” Un surtidito perfecto. Ya me estoy sintiendo más simpática...Qué tal, cómo estás! (POR LO BAJO) Qué me mirás así? Qué tengo? El cartelito de 1,99 colgado del cuello? Yo digo, no? Algunos hombres confunden las palabras “divorciada” con “desesperada”. Les parece que una duerme sola en la cama pensando “cuántos días, horas, minutos y segundos me faltan para volver a estar íntimamente con un hombre” Entonces levantan la mano, solidarios, humanitarios, solícitos, “Yo, señorita! Yo, señorita!”, y se ofrecen ellos como voluntarios, como si fueran enfermeros, donantes, la Cruz Roja... Por ejemplo, acá, ahora, quién de ustedes está como yo, divorciada o separada, o en todo caso, soltera y sin novio...
(DIRECTAMENTE DIRIGIENDOSE AL AUDITORIO. AQUÍ SE INTERACTURÁ CON ALGUIEN DE LA PLATEA, SEA VARÓN O MUJER. ESTA RUTINA PUEDE EXCLUIRSE SI LA PUESTA NO SE ADAPTA A ESTE TIPO DE JUEGO CON EL PÚBLICO O SI NO SE DESEA REALIZAR ESTA PARTICIPACIÓN DE LOS ESPECTADORES)
A ver...levanten la mano...Por ejemplo esta dama, díganme: tiene cara de desesperada? Por supuesto que no. Se la ve serena, lozana...Mmmmm...alguna alegría recientemente? No preguntemos, por Dios, para no alimentar el mito! A ver los hombres, porque la ley es pareja, levanten la mano los que comparten este estado civil...(SEÑALANDO AL HOMBRE DEL PUBLICO EN CUSTIÓN) Tiene este amable caballero divorciado cara de desesperado?(PAUSA) Bueh, tal vez, mirando bien, no es un ejemplo muy apropiado, pero también está la excepción que confirma la regla!!!(VUELVE A LA ESCENA Y RETOMA)
Pero, haceme el favor... Ven cómo me carga mal la energía negativa que hay flotando acá? Reiki...me hago Reiki...(SE APOYA LAS MANOS A LA ALTURA DEL PECHO) No, no se puede...Mucho bochinche hay. Si por lo menos pusieran una canción, qué se yo, de Enya...Yo tengo todos los discos de Enya. Me los vendieron en el curso de Auriculoterapia y Flores de Bach. Es una música ideal para...para...dormir, no? Me acuerdo cuando fui a hacer ese seminario con el Maharishi, al año- siete meses y cinco días que me separé de Eduardo. Qué hombre increíble ese Maharishi. Qué paz que transmite! Se sentó frente a nosotros, que estábamos todos en una alfombra, en posición de loto, no? Y el hablaba bajito...y sonreía...hablaba bajito, murmuraba apenas...y sonreía...Qué paz que me transmitía.(PAUSA) Qué dijo, no escuché una mierda, pero qué paz me transmitió! Al final de la disertación estábamos todos dormidos! Yo me desperté porque una señora mayor que estaba sentada adelante, se me vino encima, dormida. Fue un seminario inolvidable.
Yo...(PAUSA MAS LARGA) Yo sé lo que a simple vista parece. Digo, lo que por ahí piensan las personas que me conocen. Piensan que yo uso todas estas cosas para tapar lo de Eduardo. Eso piensan, no? Porque la ven a una enganchada con la New Age, vienen a casa y ven la fuente de agua, la cascadita con agua del Alto Perú- que dicho sea de paso, me costó acostumbrarme al ruido del agua, vieron? Porque, es cierto...da como ganas de hacer pis al principio!- huelen los sahumerios, ven las piedras energizantes y deben suponer que yo lo hago para no pensar en Eduardo, no? Pero... Saben una cosa? (ORGULLOSA) Yo estoy muy bien. (PAUSA, COMO OBSERVANDO LA REACCIÓN DEL HIPOTÉTICO INTERLOCUTOR) Yo estoy mucho mejor que antes. Estoy muy en paz conmigo misma. Me he encontrado a mí misma como nunca antes. Así que, lo repito: yo estoy muy bien...(PAUSA. SE QUIEBRA) Pero, es cierto, lo extraño, carajo! Lo extraño y eso que Eduardo no era el superhombre! No, al contrario, qué va a ser...Era bastante aburrido y hablaba poco y se dormía en la mitad de todas las películas y no le gustaba bailar, pero...yo lo sigo extrañando. No sé qué carajo extraño, pero LO EXTRAÑO! (PAUSA, COMO PASANDO A OTRA COSA) Bueh...Inspiro...expiro...Inspiro...expiro...Diez, nueve, ocho...estoy muy relajada...siete, seis, cinco...me muero por un triple de jamón y queso...cuatro, tres, dos...(SUENA EL CELULAR) Eduardo! Es Eduardo que finalmente se cansó de hacerse la comida solo! (MIRA EL REGISTRO DE LLAMADA, CON DESANIMO) Mechi...(ABRE EL CEL, SE RECOMPONE) Mechi! Estoy en la entrada! Dónde están? Porque no conozco a casi nadie acá y ...(MECHI Y GUILLERMINA ENTRAN A SUS ESPALDAS Y LA SORPRENDEN. SUBE LA MÚSICA. SE ENCUENTRAN, BESOS Y ABRAZOS DE GENUINO AFECTO. MUSICA A PLENO. APAGÓN. SALUDO.)

FIN
Andrés Mazzitelli-Tres Arroyos, Noviembre de 2005

"En espacios abiertos"Andrés Mazzitelli -Canción-



("En espacios abiertos"es más conocida como "La canción de Claromecó")

Yo quiero un techo que sea de cielo,
Quiero paredes de atardecer.
Que sea la puerta un sol rojo,
Y el cerrojo, el viento.

Yo quiero un cuarto así para tus besos,
Para en tus brazos desaparecer.
Y que me den por perdido,
Y de mis latidos solo sepas vos.

Quiere aire este amor,
Aire de nube, aire de inmensidad.
Aire, al fin,
Para abrazar, para abrazar.
Vamos alto los dos
Y en un espacio abierto, a merced del mirar
De un millón de estrellas
Respiremos de verdad.

Vi corazones dentro de botellas.
Vi hasta un diluvio dentro de un dedal.
A quien vive en una pecera,
De qué manera le explico el mar?

Yo quiero un techo que sea de cielo,
Quiero paredes de arena y sal.
Sujeta fuerte mi mano
Que pronto vamos a ese lugar.

Quiere aire este amor,
Aire de nube, aire de inmensidad.
Aire, al fin
Para abrazar, para abrazar.
Vamos alto los dos
Y en un espacio abierto, a merced del mirar
De un millón de estrellas,
Respiremos de verdad.
Respiremos de verdad.
Respiremos de verdad...

Letra y música: Andrés Mazzitelli.




Visita guiada (Andrés Mazzitelli) -Poema/monólogo-


Esta es la calle por donde suele andar.
En esta esquina deja al pasar
Un ballet de hojas secas girando en el aire.
En esta otra suele doblar, bajo un techo de altos árboles.
En aquella se detiene y se arregla el cabello,
Mientras espera que cambie la luz.
Por estas veredas acostumbra caminar.
Esa baldosa no para de recordar que una vez,
Sintió el beso de la suela derecha de su sandalia.
Ahora, esa baldosa es única.
En esta tienda suele entrar,
Esta percha guarda el roce vago de sus manos,
También el cristal de la puerta de entrada,
Que odió para siempre, en rígida y silenciosa impotencia,
Cuando la chica de la limpieza le robó, a la mañana siguiente,
La impronta de sus dedos,
Con apenas dos movimientos de paño húmedo.
Ahora ese cristal, aunque desolado, también es único.
Por aquí pasó una vez, hundida en cavilaciones,
Ligeramente ataviada con unos ojos hermosos pero lejanos.
Se quedó un minuto y medio, tal vez dos, frente a esta vidriera.
No parecía mirar nada.
Hubiera apostado mi vida a que había llorado.
Hubiera vendido mi corazón para comprar el boleto
Que me dejara echar un vistazo al contenido de sus pensamientos.
Por esta puerta pasó, como un relámpago azul vibrante,
Y detuvo el tiempo en medio de dos aleteos de colibrí.
Una luz la iluminaba toda como una supernova,
Y el halo tibio de su pasión resucitaba plantas moribundas a su paso.
Nunca vi tanta dicha junta desbordándose incontenible.
Nunca sentí tanto amor y tanta energía fluyendo de un solo espíritu.
Aquí se sentó y me volvió de nuevo un niño.
Esta es la música que deletrearon sus dedos,
Y supe también cómo era tener quince mil millones de años.
Estas son las paredes que se empaparon con sus palabras.
Estos, los espejos que infructuosamente trataron de emular sus preciosos gestos.
Sus labios una vez estuvieron aquí, justo aquí.
Era una temprana mañana de invierno, lunes, creo.
La avenida estaba vacía y sus manos enguantadas,
Mientras la vida latía al son de los semáforos.
Sus brazos un día me envolvieron así.
Pero, quiero decir, ASI.
Y hubiera necesitado que el tiempo fuera un gigante dormido.
Allí, precisamente allí,
Conocí el color definitivo de los deseos,
Y cerré los ojos, y me fui,
Y ya nunca volví a ser el mismo, sino mucho más, mucho más.
Esta alfombra la sostiene cuando abandona el lecho.
De este grifo sale el agua que moja su rostro adormecido.
Aquí suele estar de pié, recargada sobre su hombro derecho,
Jugueteando con el cable espiral del teléfono mientras las ollas y las pavas
Desatan tormentas de vapor a su lado.

Así vivió,
Como una alondra intrépida cruzando un océano.
Así abrazó la vida como nadie, o como muy pocos.
Así ofreció su corazón sin guardarse nada,
Sin exigir siquiera un pétalo a cambio.
Así la amé y la seguiré amando, después de todos estos años,
Como la primera vez que dijimos “Hola”.

En este pequeño cofre están sus sueños.
Esta es su foto, solo un atisbo de su infinita belleza.
Y estas son sus cenizas...
( Eh... me refiero a las de su cigarrillo...)

Andrés Mazzitelli.





Cenar con Marilyn(Andrés Mazzitelli) -Poema-



Es como cenar con Marilyn Monroe,
Recién bañada y en pijamas.
Como charlar con Eva Duarte en Plaza de Mayo
Cualquier noche de noviembre.
Como tararear una zamba con Mercedes Sosa,
En su auto, por el Centro.
Es como que Yoko Ono te prepare un café,
O como que Ágatha Christie te cocine un rico budín,
(Sabor a almendras amargas...)
Es tan inevitable
Como dejarse seducir por Carmen Maura.
Y tan arduo como intentar seducir a Alfonsina Storni.
Es tal vez imposible,
Como pretender enseñarle algo nuevo a Elizabeth Taylor en la cama,
O como conmover a Madonna con un poema y unas flores.
Puede, incluso, ser una experiencia electrizante:
Como hacerle el amor a Madame Curie en su mismo laboratorio.
Y puede ser tan inoportuno
Como convidar un porro a Teresa de Calcuta,
O como deslizarse por la ventana del dormitorio
De Remedios de Escalada,
Mientras el General está ocupado cruzando Los Andes.
Puede, de hecho, ser confusamente paradójico:
Como ser Adán y decirle “Hija de puta” a Eva.
Y puede ser tan fatal
Como vivir con Lucrecia Borgia... y aceptarle un té,
Como besar los maravillosos senos de Cleopatra... y ser serpiente,
O como despertar exhausto entre las piernas de Eva Braun
...y llamarse Adolfo.

Así de célebre me resulta tu compañía.
Tanto, tanto escribí sobre lo que llena tus días
Que no creo que haga falta
Que ningún periódico publique ya tu nombre,
Ni que batas ningún récord,
Ni que filmes con María Luisa Bémberg para La Metro.
No hace falta.
En lo que a mí concierne,
Ya sos una leyenda.

Andrés Mazzitelli